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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

¡Torero, torero!

¡Torero, torero!

Rioja2

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La tarde comenzaba con dos hierros anunciados en los carteles, un formato que a un servidor no le gusta. Con tres primeros lidiados de Las Ramblas, manejables y bien presentados, los de Jandilla, el cuarto encastado y quinto y sexto mansos y mal presentados, Urdiales oreja y dos orejas, Manzanares dos silencios como dos losas y Garrido oreja y palmas.

Diego Urdiales en su primero toreó con soltura con el capote, en banderillas ha destacado “El Victor”. Tras brindar al “Faraón de Camas” con la muleta comenzó la faena en redondo por el derecho, le sacó unos buenos naturales terminado con otra gran tanda de relajo, tras un pinchazo y una entera le cortó una oreja. El cuarto salió abanto y sin fijeza con el varilarguero, saliendo suelto, Diego lo brinda al respetable.

Por el derecho lo fue haciendo poco a poco para realizarle un faena a un toro al que ha exprimido por ambos pitones, con firmeza y una mente privilegiada. Le ha sacado unos naturales increíbles ralentizando el tiempo y con mano baja y mucha profundidad, tras un estocozano le corta dos orejas de ley, tras la vuelta al ruedo se grita ¡Torero Torero!. La Plaza de toros emocionada con el torero.

Manzanares con el primero se lo saca a los medios lanceando a la verónica y ya con la flámula por el derecho lo intenta pero no se acopla, al natural el toro le tiró un gañafón y poco más despachándolo de media estocada, volviendo a entrar con el acero. En el que hacia quinto, con la misma actitud que su primero, arrancó unos pitos en vez de palmas, volvió a manejar mal los aceros.

Garrido de salida en el tercio le recetó dos faroles de rodillas, y se los sacó hacia los medios con su gran manejo capotero, con la muleta y doblándose con él se lo llevó a los medios, con firmeza le bajó la mano por el derecho y le sacó naturales con paciencia y temple de uno en uno, tras una buena estocada, consiguió arrancar otra oreja con no menos esfuerzo. En el que cerró plaza nos demostró que si el astado no embiste, embiste él, aguantó unos parones y nos enseñó el valor que posee, del que anda sobrado. De otra estocada cerró la tarde.

La verdad que deja buen ambiente, no tuvo suerte en sus lotes lidiados en nuestra cuidad. Hacía muchos años que el coso de nuestra ciudad no gritaba ¡Torero, Torero!

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