Espectacular y emocionante fin de feria

Rioja2

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Si además del tópico de que las finales no salen buenas, tras el partidazo del viernes parecía que lo que quedaba por dilucidar en la gran final de San Mateo 2015 era la pareja ganadora del campeonato de San Mateo, que la emoción y la calidad ya se habían disfrutado.

Pues no, los 90 minutos que duró la final fueron de una tensión y un disfrute máximos, a cuál mejor, con 28 tantos rematados brillantemente (13 Aimar, 9 Altuna ¡y 6 David Merino!, todos ellos de pelotazo a la zaga). No recuerdo en mis tropecientos partidos de pelota a mano vistos un zaguero tan resolutivo, y muchísimo menos en una final. No es de extrañar, si encima le sumamos su estupenda actuación en los partidos previos, que los plumillas eligiéramos a Merino II como el mejor jugador del torneo.

“El zaguero, masa y ladrillo”, le decía uno de Tricio a su zaguero. Pues al pequeño de los Merino parece que este dicho no le cuadra, ya que lo suyo es mandar en el peloteo, dirigir la pelota a la pared, y sacudir estopa con ambas herramientas de manera portentosa. Hoy por hoy, si Zabaleta y Albisu pueden superar al gallote en potencia, no hay nadie que se le acerque en elegancia, constancia y dirección de su pelotazo, incluidos los que sacude con la zurda.

En el último partido del Torneo de San Mateo 2015 los azules Altuna III y Merino II golpearon primero, llevando la delantera hasta el empate a 12 con ventajas parciales de 2 a 0, 7 a 2 y 10 a 3. A pesar de que Mikel Urrutikoetxea no fallaba, a la par que extendía casi todos los pelotazos más allá del 4, David Merino se imponía en el peloteo, propiciando el remate de su valiente delantero.

Especial mención merecen durante estos compases iniciales tres tantos: El 4 a 2, de largo pelotazo cruzado de Merino II (tras dominar el peloteo y amagar Altuna); El 5 a 2, de fantástica volea dos paredes de Altuna desde el ancho; Y el 7 a 2, de cortada-pasada al choco de Altuna (en respuesta a un gancho de Olaizola II).

Con 10 a 3 de ventaja azul falló Jokin, Aimar cambió de bola, y con ella empató el partido a 10 (es lo que tiene relajarse ante un caimán sin piedad como Olaizola II).

De ahí hasta el fatídico empate a 21, alternativas en el marcador, tantos de ensueño, bullicio en la grada, polémica por una estorbada, jaleos a la pareja azul, pitos a los colorados… Repitiéndome de la crónica del viernes, ¡PAR-TI-DA-ZO! (otra vez a buscarlo en las repeticiones de la ETB o Popular TV y guardarlo para la posteridad).

De la segunda mitad del partido es imposible destacar solo algunos tantos, ya que desde el empate a 10 hasta el 22 a 21 final, 17 fueron dignos de destacar. Así que cuento cómo discurrió el último: genial y arriesgada paradita de gancho a la pared de Altuna, justísima. Matar o morir, esa era la cuestión, y el arrojo del maravilloso delantero vasco se vio recompensado con el éxito. Aunque si hubiera impactado en la chapa, el resultado de la final hubiera sido también fantasticular, a pesar de no haber ganado los preferidos de la grada.

Además del trofeo como ganador, David Merino fue elegido el mejor jugador del torneo. Ya es difícil que los perioderos recompensemos a un zaguero, y seguro que su condición de local habrá influido. Pero aún así es que la feria protagonizada por el pequeño de los Merino, con las que culmina un verano rayano en la perfección, ha sido inmejorable: El primer día, frente a otro portento de la zaga como es Jon Ander Albisu, David fue mucho más regular en la ensalada de pelotazos; Y el segundo, frente a su hermano mayor, la potencia y regularidad de sus zurriagazos compensaron el alto voltaje que impone al juego Juan Martínez de Irujo.

Su compañero, Jokin Altuna, se ha doctorado en la cúspide de la pelota a mano profesional con su primer triunfo importante. Es, sin duda, el delantero más vistoso del momento, el pelotari que más ilusiona en los cuadros alegres con su desparpajo, valentía e imaginación.

De Aimar Olaizola poco se puede decir: la eficiencia y fiabilidad en persona, por momentos apabullante en su dominio de toda la cancha. Cuando está en forma y con hambre de victoria, es, ni más ni menos, el mejor. Otra cosa es el espectáculo que dé. Cada vez se tiene más la sensación de que es un pelotari de los que marcan la historia de este deporte.

¿Y el invento de poner a Urruti en la zaga? Pues les ha salido a las empresas requetebién: Ha jugado impecablemente, con pocos errores, cubriendo su zona eficazmente, y atrasando la pelota con ambas manos durante casi todos los pelotazos. Si por este torneo fuera, de los mejores zagueros de la primera categoría profesional. Ahora bien, si la pregunta es si lo prefiero de delantero o zaguero, opino que la pelota necesita más a delanteros con el brillo, la pegada y la vistosidad de Mikel, que a otro pelotari llamativo en la zaga. Se empeñan en zagueros pegadores y bombarderos, cuando a la mayoría de los aficionados lo que nos gusta es bien de barro adelante…

En fin, balance muy positivo de la feria matea, sin demasiadas estridencias por las obras de última hora en el Adarraga, y con una excelente respuesta de la afición en la primera edición del Torneo de San Mateo tras la retirada del astro Titín III.

Ha sido, y no es mera formalidad, un auténtico placer. Hasta el año que viene…

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