Hay esperanza para el emprendedor

Hay esperanza para el emprendedor

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Los emprendedores son los héroes de la era moderna. Se trata de personas con capacidad de enfrentarse a la incertidumbre en una sociedad que quiere las cosas seguras. Emprender es hacer algo nuevo, sin saber si el esfuerzo tendrá premio. Se necesita valentía, aceptación del riesgo y ver en las decepciones una oportunidad de aprendizaje.

El 80% de las PYMEs fracasan antes de los cinco primeros años, y el 90% no llegan a los 10 años de vida. Con estos porcentajes, emprender un nuevo negocio requiere asumir que el camino hacia el éxito está lleno de fracasos intermedios. No es una cuestión de pericia o habilidad, sino un proceso de prueba y error hasta que el emprendedor da con la clave. Los mercados están llenos de información que solo puede ser descifrada a través de intentos sin garantía. No puede faltar adaptación y resistencia al fracaso.

El primer escollo para el emprendedor será conseguir financiación, para lo que existen diferentes alternativas: ayudas del gobierno, fondos propios, bancos o capital riesgo.

La innovación de los proyectos de emprendimiento y el enorme capital necesario para ponerlos en marcha hace difícil que una entidad bancaria se arriesgue a prestar al emprendedor el dinero necesario sin hipotecar algunos de nuestros bienes. Eso nos lleva a preguntarnos si tenemos el capital necesario (fondos propios) para montar por nuestra cuenta el negocio. En muchos casos no será así, y tendremos que financiarnos a través de ayudas estatales o capital riesgo.

Ambas opciones tienen una ventaja: como trabajamos con un dinero que no es nuestro, tanto los business angels dedicados al capital riesgo como la entidades públicas nos darán asesoramiento para aumentar en la medida de lo posible nuestras posibilidades de éxito. Con un poco de suerte, el business angel participará de la empresa, se involucrará y servirá de guía, convirtiéndose en el compañero del emprendedor durante algunos años. A cambio, pedirá unas rentabilidades cercanas al 100%, para compensar el riesgo de este tipo de inversiones, y los fracasos con otros emprendedores.

De la mano de aceleradoras de empresas como Founder Institute, recién llegada a Zaragoza desde Silicon Valley y con experiencia en Madrid y Barcelona, el emprendedor tendrá acceso a una red de más de 3000 mentores por todo el mundo. Esta institución trabaja con estudiantes de universidad o recién graduados. Con ella, la tasa de éxito para aquellos que colaboran con la aceleradora es mucho más amable: más del 70% de las empresas sobreviven después de cinco años.

El primer paso será superar un test eliminatorio y atender a una clases incluidas en su programa de la mano de diferentes mentores y expertos en cada área, las cuales se centrarán en modelar la idea, el nombre y la marca, financiación o la parte legal de la compañía, entre otros contenidos, con el fin de pasar de la idea a una empresa con capacidad de crecimiento global, funcional y escalable.

Estas clases no son una mera formación al uso porque “se pone al emprendedor al límite desde el primer día. Cada semana se piden métricas y se ponen tareas. Si no se cumplen, quedan fuera del programa”. Como si un concurso televisivo se tratara, los emprendedores van quedando eliminados. Y es que lo que nunca puede faltarle a un emprendedor es trabajo.

En La Rioja, hay diversos programas de emprendimiento. Uno de ellos es el programa Plan Emprende Rioja, financiado por las entidades pública FER, ADER y Cámara de Comercio de La Rioja, representa una buena alternativa para el emprededor. Engloba servicios específicos para ayudarle a materializar sus proyectos. En este sentido se ha asesorado a más de 6.000 personas, se han creado 2.100 empresas con una tasa de éxito superior al 70%.

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