Esta vez sí: Bonito festival en Ezcaray para despedir a Berasaluze

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“Pablito”, como se le conoce cariñosamente en el ambiente pelotazale, debutó en profesionales con el nombre de Berasaluze VIII allá por 1998. Ya cuando superaba la treintena, el “ratón de Berriz” (como también se le apoda) sustituyó el VIII por el II en homenaje a su padre, como él, miembro de una importante saga de pelotaris vizcaínos. Durante estos casi 20 años el delantero de Asegarce ha deleitado a la afición con su juego alegre y preciosista.

Pero este verano se está despidiendo de los frontones, en los que está recibiendo afectivas muestras de agradecimiento del respetable. Tras su paso por Huércanos de hace unos días, el miércoles tocó Ezcaray, en donde ganó con esfuerzo la final del mini torneo, acompañado por el bombardero zurdo Beñat Rezusta. Ganaron no sin emoción, pues Víctor y Untoria se quedaron a solo dos tantos de la victoria.

La pareja riojana jugó de manera irregular, combinando aciertos y errores durante todo el partido. Lo mismo sucedió en la semifinal de la semana anterior, pero entonces Gorka y Merino II se mostraron romos en ataque. Todo lo contrario que Berasaluze y Rezusta, que jugaron con seguridad y firmeza, soltando grandes soplamocos el zaguero, y apuntillando hasta en 8 ocasiones el hábil y vistoso delantero vizcaíno. Especialmente aplaudida fue la dejada que supuso el 13 a 12, que terminó con el público en pie jaleando “¡Pablito, Pablito!”.

Aunque la estadística no suele servir para resumir completamente los partidos, sí vale de ejemplo para encontrar las claves de la derrota riojana: Entre el ezcarayense (7) y el najerino (5) sumaron 12 fallos, mientras que los vencedores solo cedieron 8 errores, 4 cada uno. Esto convirtió en insuficiente el alarde rematador de Víctor Esteban, 11 tantos ganados en la hora y 3 minutos que duró la final.

“Alvarito” Untoria, que venía de perder la final de La Blanca junto a Olaizola II dos días antes, comenzó inseguro, pero pronto se asentó en la exigente cancha ezcarayense, supliendo con oficio, buena colocación y esfuerzo la falta de frescura en su diestra.

Aunque Berasaluze y Rezusta casi siempre fueron por delante, el coraje de los riojanos lograba remontar las desventajas, produciéndose 11 abrazos en el marcador. Tras el último de ellos, en el 19, los vencedores se escaparon hasta el 21 con un buen gancho de “Pablito” y un error no forzado de Víctor. Bajo el aplauso del respetable que casi llenaba el frontón serrano, Berasaluze sacó y se marcó una paradita al ancho. Víctor se tiró en plancha a levantarla, tirando la dejada al choco que el de Berriz no levantó, ya que estaba ocupado reclamando segundo bote al juez principal.

Pero no llegó el ansiado empate a 21, porque Víctor no acertó en el remate, y Berasaluze superó por encima a Untoria en el que fue el definitivo 22 a 20 que cerraba el torneo.

Antes de la final, entre los diversos obsequios que recibió “Pablito”, una camiseta de socio de honor de la peña “El Calzón”, la que anima sin descanso a los pelotaris ezcarayenses allí dónde jueguen. También cuatro danzadoras le brindaron un vistoso baile, como se puede ver en este vídeo.

De prolegómeno se jugó un bonito complemento en el que la pareja local formada por Darío y Cecilio se quedaron a un solo tanto de ofrecer el triunfo a su parroquia: Arretxe II y Merino les superaron por 22 a 21. Los vencedores ofrecieron más apariencia de solidez, pero los 5 saques de Darío y los 7 remates de Cecilio no les permitieron escaparse con facilidad en el marcador.

Sí, 7 remates ganó Cecilio Valgañón, zaguero espectacular cuyo juego no ha sido valorado en profesionales como se merece. Adelante Darío no encontró el hueco para el remate, consiguiendo sus tantos más con violencia que con arte. El prometedor delantero riojalteño progresa en defensa, sobre todo con su zurda, pero necesita mejorar en la jugada final para meterse entre los grandes.

En la pareja ganadora, Iker Arretxe jugó con la seriedad que le caracteriza, ganando 8 tantos y no cometiendo ningún error. Un gran maestro para pelotaris noveles como Darío. Atrás, Miguel Merino realizó un buen partido, siempre atento a las desconcertantes jugadas de su rival de puesto.

Así pues, y a diferencia del anterior festival en Ezcaray, bonito espectáculo para complementar las fiestas de la localidad en su día grande.

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