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El de las flores “es un negocio que ni se come ni abriga”

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Ya no es un día tan fuerte como hace años”. Llevar flores a los cementerios el Día de Todos los Santos era una tradición muy arraigada, porque ahora, las cosas han cambiado. Pedro Cubero es el presidente de la Asociación de Floristas de La Rioja y asegura que “aunque este día sigue siendo importante, ya no es lo que era antes”. Y así lo demuestran las cifras de ventas que, según calcula, “han bajado un 20 por ciento en los últimos diez años”. Antes, recuerda, era un día sagrado, las familias hacían verdaderos descalabros en la economía familiar, pero ahora esa tradición se ha perdido, de los 90 euros que se podían gastar antes, ahora el presupuesto destinado a flores ronda los 30.

La gente joven ya no lleva flores a los cementerios”. Y si a esto le sumamos que el número de incineraciones es superior al de las inhumaciones, el resultado es que las ventas caen, asevera. “Llevar flores al cementerio era una costumbre de la gente mayor y, una vez que estos desaparecen, la tradición se va perdiendo poco a poco”.

También los hay que optan por flores artificiales pero tal y como matiza Cubero, “para estos días se suelen encargar centros de flores naturales que, después, sí que nos piden que reproduzcamos en flores de tela o artificiales”. De cualquier forma, apunta, los que optan por flores artificiales no suelen ser clientes de floristería, estos buscan mucha flor y poco precio.

Por todas estas razones, explica, la situación para las floristerías riojanas es complicada.“Este negocio ni se come ni abriga, es un gasto superfluo que las familias han suprimido directamente o han reducido”. Antes, recuerda, en cualquier celebración, cumpleaños, nacimientos... al regalo tradicional le acompañaba siempre un ramo o centro de flores importante. Sin embargo ahora, la presencia de las flores es básicamente testimonial. Por esta razón, insiste, “estamos atravesando una situación complicada porque somos un sector que no recibimos ni ayudas ni promoción alguna”, recrimina.

El regalar flores está pasando a un segundo plano pero no entre la comunidad rumana. Y es que según Cubero, ellos sí tienen una cultura de las flores porque siguen celebrando días importantes regalando flores, “como el día la amistad, de la familia e incluso el Día de la Mujer (8 marzo), costumbres que aquí se están perdiendo”.

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