Incomprensible desenlace

Incomprensible desenlace

Rioja2

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Había que ganar. No se hizo. ¿Ahora qué? 16 puntos, con uno de margen respecto al descenso. Números que hablan por sí solos del triste bagaje de una UDL que insiste en repetir errores, muchos de ellos individuales, que acaban conduciendo al abismo, el que a veces se ha referido Carlos Pouso. El crédito de este equipo pasaba por su solidez defensiva, entre otros aspectos. Sin embargo, despistes, bloqueos mentales, llámese como se quiera, dejan al bloque blanquirrojo sobre el alambre, tocado, fastidiado –ver a Miguel llorando sobre el campo al término del encuentro es significativo-.

Que el Mensajero remonte a la UDL en Las Gaunas debido a un juego primoroso de los visitantes tiene un pase, pero que lo haga con dos goles consecutivos (minutos 84 y 86) al aprovechar dos fallos es para darse de cabezazos con la pared. El incomprensible desenlace vivido en el campo municipal no tiene explicación. Pouso, al menos, no la encontró. Su homólogo, Jaime Molina, habló de alma. La fe mueve montañas y el cuadro logroñés necesita recargar combustible de confianza porque se le dio vida a un conjunto que creyó en sumar por demérito de su oponente. Lo malo es que no es la primera vez que sucede, que la UDL se deja escapar no dos puntos sino los tres en la recta final de un partido. Para hacérselo mirar.

El caso es que los blanquirrojos suman un punto de los últimos 12 disputados. Guarismo que evidencian una dinámica negativa. Más allá del juego, en lances donde este conjunto ha demostrado ser superior, en las áreas. Pero está de que no. Sin confianza. ¿Qué falla? El técnico vasco no acaba de dar con la tecla, pero sólo hay un camino, insistir en el trabajo para encontrar un triunfo balsámico que reconduzca la situación.

COMIENZO ESPERANZADOR

La mañana comenzaba con una reválida para Sergio García, muy activo en los primeros compases, y para que Carlos Pouso diera confianza a Luca Ferrone, Amelibia, Muneta –padre hace unos días-, Reguilón y Espina, que regresaban al once –otra jornada con gran cantidad de cambios en la alineación-.

Dio la sensación de que la UDL quería comenzar con brío. Este hecho se tradujo en varias llegadas al área, aunque sin consecuencias; centro de Reguilón que Sergio García remató pero un defensor despejó y envió largo de Pazó para que Sergio García no controlara cuando se quedaba solo ante Ioné. Entre medias, incluso hubo un gol anulado, por fuera de juego, a Reguilón. Es decir, que en apenas cinco minutos se intuía un equipo blanquirrojo más ambicioso y dominador en el que Amelibia, incrustado en el doble pivote, permitía a Adrián León incorporarse en segunda oleada, como hizo en un remate de cabeza poco acertado.

El Mensajero, por su parte, a lo suyo. Ritmo cansino con balón y mucho apoyo en corto, las pocas veces que lo gestionaba, y orden cuando tocaba trabajar en defensa. Eso sí, las amenazas a los espacios cuando había algún pase largo mantenían en alerta a la zaga riojana.

Muneta y Espina se buscaban, querían asociarse y dar continuidad. La idea pasaba por desde fuera conectar por dentro y viceversa con el fin de buscar la superioridad. Además, estaba el peligro en las acciones de estrategia. Una falta lateral, casi como si fuera un córner, se convirtió en la ocasión más clara, pasado el minuto veinte, después de que Pazó rematara de cabeza obligando a Ioné a realizar una acrobática y gran parada. Que el cuadro local tenía ganas era evidente, así lo ejecutó en una contra a continuación a la que Gabi Ramos se anticipó a Reguilón. Otra vez a balón parado, la UDL se gustaba. Y de nuevo Pazó como amenaza, ya que su defensor a punto estuvo de marcar en su intento de despeje.

Con este dominio territorial de los riojanos, a los canarios sólo les quedaba la opción de sorprender en un contragolpe al aprovechar un robo tras una mala conexión entre líneas, defensa y medular. Ahí el Mensajero apostaba de lleno y le costaba, un mundo, regresar a su punto de origen, por lo que hubo momentos en los que la ida y la vuelta se sucedió, lo que permitía dar vida a los visitantes, que fueron capaces de ir mitigando el ímpetu de los logroñeses impidiéndoles dar continuidad a sus acciones y frenando el ritmo del choque.

LLEGAN LAS IMPRECISIONES

Las imprecisiones, de todos los presentes sobre la hierba, incluido el árbitro que comenzó a sacar amarillas a diestro y siniestro en el tramo final del primer tiempo, obligaba a tomarse un respiro, a que llegara el descanso y se volviera a empezar, con todo por decidir, pero con la mitad del tiempo por disputarse. Sin embargo, un córner privó al Mensajero de acudir al descanso con parte de su plan realizador. Pazó emergió por encima de todos y superó a Ioné, pero no al larguero. Adrián León –minutos antes vio la quinta cartulina amarilla por supuestamente simular penalti y será baja ante el Castilla-, atento, se lanzó a por la pelota y con la cabeza adelantaba a los suyos.

Un tanto que exigía otro discurso por parte de un Mensajero que intentó aguantar más la pelota en su poder. La UDL, por si acaso, presionó arriba para incomodar a su rival e impedirle jugar con criterio. Fueron unos minutos porque el cuadro canario se sentía a gusto con el esférico en su poder y fue obligando a los blanquirrojos a retroceder. La puesta en escena de Thaylor en banda derecha permitía abrir nuevas amenazas, ya que Sergio García percutía por dentro. La carta de presentación del extremo fue un remate de cabeza que envió a córner Ioné.

La sustitución había surtido efecto porque, de nuevo, la iniciativa era de los locales. Jaime Molina también movía sus piezas, con un doble cambio en vistas de mejorar sus prestaciones ofensivas. Por su parte, Carlos Pouso agotaba los recambios con Julio Rico y Mendi con un cuarto de duelo por disputarse. La idea era buscar el segundo, no especular y que al final llegaran los nervios y posibles ansiedades por miedo a ganar.

Porque los hubo cuando Miguel, prácticamente en su única intervención de la mañana, evitó males mayores en el tiro a bocajarro de Matías, recién incorporado al campo. Era un aviso de que la UDL no se podía relajar. Más cuando en la siguiente acción fue Jaime, tras una segunda jugada tras un saque de esquina remató alto. Y vino lo que nadie esperaba, pájara monumental de los locales que vieron como el Mensajero remontaba en dos minutos, ya casi sin tiempo para reaccionar.

Primero Ale González fusilaba tras recoger un balón a la espalda de Julio Rico y sin que Caneda llegara a la cobertura. Cierto que Matías, en la medular, tuvo todo el tiempo del mundo para poner un balón de lujo. Minuto 84. Y después cuando una pérdida de Reguilón propiciaba un tiro cruzado de Matías que tras golpear en el poste suponía el 1-2. Minuto 86. Y como ante el San Sebastián de los Reyes, tocaba la heroica con Pazó como ariete. Querer hacer lo que no se había logrado con anterioridad.

Incomprensible desenlace para una UDL incapaz de aguantar con el marcador a favor y en casa. Porque el tanto que marcó Mendi, ya en el minuto 93, fue anulado por fuera de juego de Espina y no evitó el desastre, el vuelco de sensaciones y la incredulidad. La realidad es la que es, 16 puntos, con uno de margen sobre el descenso. Y el sábado hay que rendir visita a Valdebebas, donde espera el Castilla. Toca apechugar con ello.

FICHA TÉCNICA

UD Logroñés: Miguel; Luca Ferrone, Caneda, Pazó, Paredes; Amelibia, Adrián León; Sergio García (Mendi, min. 68), Muneta (Thaylor, min. 58), Reguilón; y Espina.

Mensajero: Ioné; Gabi Ramos, Moreno, Jaime, Juanda; Portilla; Álex Cruz (Matías, min. 77), Rayco, Omar (Ale González, min. 61), Vianney; y Nacho Rodríguez (Borja Rubiato, min. 63).

Goles: 1-0, min. 45+1, Adrián León. 1-1, min. 84: Ale González. 1-2, min. 86: Matías.

Árbitro: Iñaki Sáez de Adana (Comité Vasco). Amonestó a los locales Adrián León (min. 39), Amelibia (min. 74), Reguilón (min. 75) y Thaylor (min. 90) y a los visitantes Álex Cruz (min. 22), Gabi Ramos (min. 40), Juanda (min. 43) y Jaime (min. 83).

Incidencias: 1.937 espectadores en Las Gaunas, según informó el club organizador.

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