“Estamos dando un espectáculo lamentable”

"Estamos dando un espectáculo lamentable"

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El pasado cercano pesa, el presente es vergonzoso y el futuro se augura difícil. Las nueve temporadas precedentes, siempre en constante mejora, son una losa; la derrota en Valladolid por 32 a 26 evidencia que el final del campeonato -6 partidos más Copa del Rey- se va a hacer un auténtico suplicio para todos; lo que suceda cuando se cierre el curso puede ser dramático. El Ciudad de Logroño ha tocado techo y será complejo volver a acercarse a él.

El problema es que la desconexión actual es tal que sonroja al máximo responsable deportivo, a un Jota González que no se calló ayer a la conclusión del encuentro, como recoge la página web del Atlético Valladolid: “Estamos dando un espectáculo lamentable en la segunda vuelta. Tras nueves años magníficos, yendo siempre a más, ahora estamos mostrando algo lamentable y vergonzoso para este club”. No se quedó ahí, fue a más y no se escondió: “El principal responsable soy yo. Tengo el 90% de culpa porque no soy capaz de que los jugadores crean en mí. Ahora no me siento entrenador, porque no hacemos lo que debemos hacer”.

Después de esto tratar de explicar lo que se vivió en el Huerta del Rey casi no merece la pena. Una muestra más de lo que viene aconteciendo en las últimas semanas tras los empates en Cuenca y Benidorm, además de la derrota en el Palacio ante Puente Genil: buena imagen inicial, competitividad, ganas por quitarse el mal sabor de boca reciente y buenas intenciones. Sin embargo, llega un momento cuando ya se está en el segundo tiempo que el equipo se borra, empieza a verse por detrás en el marcador y comienza a encadenar desaciertos hasta mostrar sus vergüenzas. Del 19-19 en el minuto 40 se pasó al definitivo 32-26. Un parcial demoledor en el que había un bloque con un objetivo y una motivación clara y otro ausente, indiferente por lo que pudiera suceder.

Langaro, un ejemplo, acumuló un tercio de los tiros (15 sobre 47) del Naturhouse y justo cuando el partido se puso caliente falló seis seguidos. Otro indicativo: un contragolpe en una hora de encuentro. Seguro que parte del mérito hay que dárselo al Valladolid, pero es una demostración de que esta suma de individualidades no defiende como debe, como ha exhibido durante los últimos años cuando explotaba las transiciones ofensivas y las hacía como norma de la casa. Y no es cuestión de que no se sepa defender, es un aspecto de ambición, de hambre.

Argumentos -ambición y hambre- en entredicho cuando se desconoce lo que sucederá la próxima campaña. Cuando el club ya ha hablado y ha abierto las puertas a todos sus jugadores, incluidos los que tienen contrato en vigor. Quizá la declaración pública de continuidad de Jota González se la esté pensando seriamente el propio protagonista, y con razón. Va a vivir, está viviendo, el peor lado de la profesión, cuando por mucho que uno se empeñe en ser un ejemplo a seguir no ve correspondencia entre lo que da y lo que recibe. El juego, en todos los deporte, es de los jugadores. Eso es evidente, pero en este caso, la cabeza de los jugadores está dando muchas vueltas y está perjudicando al rendimiento del colectivo, un grupo roto sobre la pista en cuanto hay dificultades.

De poco sirvió que durante la primera parte la portería, la defensa 5-1 también contribuyó, y el lanzamiento exterior de los riojanos mantuviera en el duelo a un Naturhouse consciente de que había que ofrecer otra imagen, de que era el momento idóneo de reconducir una difícil situación. Eso no quiere decir que los franjivinos estuvieran pasando por encima a un Valladolid que sabía cómo hacer daño a su oponente y que se afanaba en seguir vivo en el partido para aprovechar la más que presumible desconexión visitante. De hecho, los locales estaban sujetando a su rival, al que no le dejaban correr. El descanso no era tan malo, empate a 13, y eso que los riojanos, para variar, habían vuelto a no saber aprovechar las superioridades.

Incluso el 17-19 a los 38 minutos invitaba al optimismo. Lo que era impensable, aunque tras los últimos encuentros no lo era tanto, fue encajar un parcial de 10-2 en apenas 12 minutos en los que el Naturhouse enseñó que lo que le pasa a este equipo tiene difícil remedio, que la solución no se atisba a corto plazo. Javi Díaz parecía un muro, el pivote Serdio se estaba poniendo las botas y Dujshebaev, autor de 9 goles, estaba a gusto. Todo lo contrario que un Ciudad de Logroño hundido en ataque, sin ideas, atascado... si al menos estuviera compacto en defensa. Pero nada de nada cuando enfrente había un equipo que insistía, que quería hacer sangre, que no se daba por vencido, que cogió una renta de seis goles, 27-21, minuto 50 y que no se relajó para acabar de hundir, 32-26, al Naturhouse, una sombra de lo que fue.

FICHA TÉCNICA

Recoletas Atlético Valladolid: Javi Díaz (p), Diego Camino (2), Fernando Hernández (2,1p), Río (4), Serdio (8), Miguel Camino (1) y Víctor Rodríguez, siete inicial, Turrado, Dujshebaev (9,1p), César Pérez (p), Viscovich (2), Lorasque (1), Roberto Pérez, Serrano (3), De la Rubia y Grossi.

Naturhouse La Rioja): Aguinagalde (p), Rocas (7,5p), Luisfe (2), Vigo, Garabaya, Langaro (8) y Ángel Fernández (2), siete inicial, Kappelin (p), Garciandia, Peciña (1), Molina (2), Miguel Sánchez-Migallón (2), Javi García, Kukic (1), Montoro (1) y Muñoz.

Parcial cada cinco minutos: 2-3, 4-4, 6-5, 9-10, 10-11 y 13-13 (descanso); 15-16, 19-19, 23-21, 26-21, 30-24 y 32-26 (final).

Árbitros: Jesús Escudero Santiuste y Jorge Escudero Santiuste. Excluyeron a los locales a Víctor Rodríguez (min. 11), Miguel Camino (min. 15), Dujshebaev (min. 30), Serdio (min.45) y Grossi (min. 59) y al visitante Luisfe (min. 35).

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