El origen de los símbolos de la verdad
Dudar es un instinto que se ve atado al instinto natural de supervivencia, el que se detona apenas damos el primer respiro al nacer. Más la vida nos enseña que dudar sin buscar aclarar y resolver, se transforma en un amasijo de errores que cuesta luego cancelar.
La búsqueda de orientación no implica órdenes, sino guías factibles y de buena voluntad dependiendo de donde provengan y el libre albedrío de quien es aconsejado. Partiendo de esa premisa, las múltiples facetas del tarot han sido referencia obligada en el mundo para quienes buscan la palabra afable del destino sin que ésta sea la que desean escuchar, sino más bien la que deben, como haría cualquier buen amigo.
Cartas españolas y de Pócker. Fuente: Catolistech
Orígenes del Tarot
El tarot se compone de 78 naipes divididos en 22 arcanos mayores y 56 arcanos menores, los cuales son utilizados en la cartomancia, arte místico en el que también se utilizan las barajas españolas, según sea la especialidad y conocimiento de luz del tarotista. El tarot es un lenguaje del tiempo y de regiones, del plano terrenal y astral, es el entendimiento universal que habla
El 1 de Marzo de 1888 se fundó en Londres la Orden Hermética de la Golden Dawn (Amanecer Dorado) formada por un entusiasta grupo de investigadores, artistas y aprendices de mago. La Golden Dawn reunió a algunas de las mentes más lúcidas y creativas de su tiempo. Se trataba de un grupo abierto, que admitía tanto a hombres como a mujeres en su seno.
Uno de los miembros más destacados de la Golden Dawn fue Arthur Edward Waite. Él tomó el control del templo londinense en 1903. Era un hombre profundamente interesado en la alquimia y el Tarot, y sentía la obligación moral de corregir los errores y especulaciones fantasiosas que se habían creado entorno a la baraja.
En 1910, Waite publicó su libro más famoso: “Clave pictórica del Tarot” que aún se edita. Su contribución más significativa consiste en reconocer la importancia de la alquimia y la Kabbalah como medios para comprender la naturaleza del Tarot. Según reconoce, el Tarot comprende representaciones simbólicas de ideas universales, detrás de las cuales yace todo lo implícito en la mente humana, y en este sentido contiene una doctrina secreta, que es la realización de unas cuantas verdades imbuidas en la conciencia de todos.
Cartas del Tarot. Fuente: Pixabay
El libro de Waite estaba ilustrado con un nuevo conjunto de imágenes de cartas del Tarot creados por Pamela Coleman, una artista norteamericana, miembro también de la Golden Dawn. La baraja, publicada conjuntamente con el libro por la editorial Rider, fue pronto conocida como Rider-Waite y sigue siendo la más vendida en todo el mundo.
El mago Aleister Crowley (también de la Golden Dawn) creó su propio tarot. Los Tarots de Waite y Crowley parten de una misma idea, que la naturaleza del Tarot es la de una herramienta simbólica. Pero sus resultados finales son bastante diferentes. El Tarot de Waite está diseñado con colores primarios, mostrando imágenes simples, casi infantiles. Cada figura del Tarot está repleta de símbolos tradicionales o alquímicos, de modo que el diseño de cada vestido o el color de las flores o de los paisajes transmiten un significado. En cambio, el Tarot de Crowley es más onírico, con complejas imágenes que invitan al ensueño o a la extrañeza. Viendo el Tarot de Crowley, se tiene la sensación de estar asomándose a otro mundo.
La historia del tarot, hoy
Cartomancia. Fuente: Pixabay
Así como la tecnología, el tarot se sigue construyendo en base a hechos reales que son escuchados por quienes le buscan Y ellos son millones en el mundo. La base primordial es la conexión entre los Arcanos mayores y menores con el corazón y mente de la persona a la que se somete a la lectura. El escepticismo y los tabúes podrán existir, pero la materialización de los hechos que las cartas sin mentira ninguna expresan, son cada vez más evidentes y ligados a las acciones y reacciones de los consultantes. Esa historia es ahora y podría ser la de usted, con su debida y pronta decisión. ¿Aceptará usted el mensaje del destino a través de las cartas?
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