“El bullying no existía... Y una mierda”

"El bullying no existía... Y una mierda"

Rioja2

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Alberto Lázaro ha publicado en Redes Sociales sus reflexiones sobre el acoso escolar y, rápidamente, ha contado con el apoyo de los internautas. Los adultos podemos hacer mucho para erradicarlo porque también hemos sido jóvenes. Esto nos ha contado...

Me voy a tomar más líneas de lo habitual para contaros una historia que pasó en Logroño. Yo le pongo fecha y lugar, pero se ha repetido tantas veces en tantos lugares distintos que podéis conocerla con otros protagonistas.

Maristas, San José, generación del 82. Cuatro clases de prometedores niños y niñas (la segunda hornada de clases mixtas en el colegio) de 42 infantes cada una. Diversión, risas, algo de deberes, mucho deporte (Agustín con el baloncesto llevando a la gloria a las jóvenes promesas), fiestas patronales de la pera limonera, hip hip hurra las chicas a la basura, polis y cacos, el boom de los Caballeros del Zodiaco y el “Presing Catch”, los Simpson, un poco más de deberes, la peonza y las canicas. Para ubicaros.

Las jóvenes promesas van creciendo y van prometiendo cada vez más. La élite de los alumnos riojanos. De esa generación saldrán brillantes arquitectos, dentistas, farmacéuticos, periodistas, abogados, ingenieros telecos, biólogos, funcionarios y notarios. La crème de la crème. A mí me gusta esa, has visto a aquel, el repetidor es un broncas, el Yudi me ha pencado inglés pero mi padre me paga un viaje a Irlanda en verano, y demás conversaciones de pringados comemundos.

Hasta ahí es una historia más o menos reconocible por todos. Incluso de otros colegios. Ya digo que los protagonistas cambian.

La parte no tan conocida es que, mientras algunas de las jóvenes promesas se preparaban para la brillante vida que les esperaba, jodieron la vida de algunas jóvenes no tan promesas.

“Jodieron la vida de algunas jóvenes no tan promesas”

A la bizca y gorda la insultaron hasta querer quitarse la vida, al que no le gustaban los deportes le llamaron maricón hasta que se creyó que sus gustos eran asquerosos, al menos inteligente lo trataron como a un perro (literalmente), a la chica más guapa la difamaron hasta que su fama de puta le impidió centrarse en los estudios y repitió curso una y otra vez con varios intentos de violación a las espaldas, al que no se encorsetaba en los cánones le escupieron y tiraron por las escaleras, al que más necesidad de amigos tenía le jalearon hasta que la presión le hizo desnudarse en público.

Esto ocurrió delante de mis ojos, mientras yo no le daba importancia. No le daba importancia porque lo importante era ir tirando y sacando cursos.

El bullying no existía. Y una mierda.

Pues bien, algunos de aquellos ya tenemos hijos

Por mi parte, es tarde (en algunos casos, en otros ya lo he hecho) para pedir disculpas por haber mirado a otro sitio, o incluso en alguna ocasión por haber participado activamente en joderle la vida a un compañero. Sin embargo, no es tarde para educar a nuestros hijos en que lo más importante no es tener un currículo brillante y llegar a ser juez, notario o ingeniero.

Lo más importante de esa época es amar, crecer, reír sanamente, jugar con todos, defender al débil, integrar al distinto, ser creativo, leer lo que te guste y cantar antes de que la voz te cambie. Y si tu hijo habla mal de un compañero y lo desprecia, llama a los padres del niño, trata de saber qué está pasando. Puede que, mientras preparas a tu hijo para el futuro, le esté jodiendo el presente a otro.

Esta historia no está dirigida a los chavales de entonces, sino a los adultos de ahora. Cuando uno es chaval es difícil distinguir a un hijodeputa de un líder molón y de ese error puede culparse a la falta de madurez. Pero cuando uno es chaval está rodeado de adultos que deberían saber lo que está bien y lo que está mal. Ayuda a tus hijos a distinguirlo.

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