Así era el Carnaval en La Rioja hace 100 años

Disfraces, caretas, confeti, bailes... La celebración del Carnaval en La Rioja no ha cambiado mucho a lo largo de los años y ha mantenido su esencia: cambiar de apariencia por un día y salir a la calle a disfrutar de la fiesta. No obstante, algunas diferencias sí que existen, sobre todo si echamos la vista atrás hasta principios del siglo XX. En 1915, un kilo de confeti en la droguería La Moderna costaba 60 céntimos y había tiendas que alquilaban disfraces “de fantasía” o alquilaban blusas japonesas “a partir de 1 peseta”.

Así lo refleja el blog Historias del comercio e industria riojana, de Santi Santos. Incluye un catálogo de 1918 que ilustra las modas y preferencias de aquellos años. Un variado surtido en el que se pueden encontrar desde lanza-serpentinas hasta cebollas de confeti, pistolas lanza-confeti flores de papel.

Las máscaras, las pelucas y los postizos tienen su propio espacio e incluso los armazones para disfrazarse de gigante o cabezudo. Hay también caretas de tela, antifaces, narices y las más diversas gorras de papel, que permiten ser un por un día soldados, marineros o payasos.

Las comparsas de danzadores y la murga recorrían la calle y la animación crecía en el entorno de los Muros. De allí, la gente se trasladaba a la calle del Mercado para seguir la fiesta, siempre vigilados por las autoridades para que la fiesta fuera tranquila. También había bailes en el Teatro Bretón de los Herreros, en la Sociedad La Amistad, en el Círculo Logroñés y en el Gran Casino. Una gran fiesta que hoy en día se sigue celebrando por todo lo alto.