“La intransferibilidad de permisos no tiene nada que ver con la igualdad”

"La intransferibilidad de permisos no tiene nada que ver con la igualdad"

Rioja2

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Hace unos días se votó en el congreso una proposición de ley consistente en la equiparación e intransferibilidad de permisos de maternidad y paternidad , supuestamente en aras de la igualdad y para favorecer la situación laboral de las mujeres. Digo supuestamente porque la medida no tiene absolutamente nada que ver con la igualdad que se podría haber buscado en otros múltiples aspectos, sin ir más lejos la diferencia salarial por sexos.

Es curioso como el inconsciente colectivo presente desde hace siglos, desde que lo matrifocal fue arrasado por el patriarcado, siempre se centra en romper con lo biológico, en lo que inevitablemente somos diferentes (los hombres ni gestan, ni paren, ni amamantan). En usurpar. En romper con todo lo que tenga que ver con la maternidad y el vínculo entre una madre y su criatura, mientras no se mueve un dedo por acabar con las verdaderas injusticias, creadas por lo cultural y la ideología de género.

En palabras de Patricia Merino, autora del libro “Maternidad, Igualdad y Fraternidad. Las madres como sujeto político en las sociedades poslaborales”: “que la tramitación a ley de los permisos iguales e intransferibles haya sido aprobada por unanimidad total por todos los partidos del parlamento es la prueba de que no es una medida con visos de cambiar nada fundamental, y desde luego no es en absoluto antipatriarcal ni anticapitalista”. Es más curioso aun que nos presenten esto como un avance igualitario, metiendonos tamaño gol a las mujeres y a las criaturas que formaran el mundo del mañana, diciendonos que la medida es feminista cuando se trata de otorgar un privilegio masculino.

No, esta medida no es feminista por mucho que nos quieran convencer de ello, porque es más, cierra la puerta a la absolutamente necesaria ampliación de la baja por maternidad, que de ser ampliada ya no sería “igualitaria”. Llevamos años pidiendo esta ampliación, en un país con una baja por maternidad vergonzosa si comparamos con otros países de Europa.

Y no es por gusto, se trata de una necesidad. Es la madre, que no el padre, la que necesita recuperarse del embarazo, del parto, del puerperio, la que, en los casos en los que hay lactancia materna, establece la lactancia con el bebé. Nuestra baja por maternidad ni siquiera cubre el mínimo de meses que la OMS recomienda para la lactancia materna exclusiva.

El feminismo debe representar a todas las mujeres, incluyendo a las madres (y a las familias monomarentales o con otras realidades). Lo que ni por asomo es feminismo es que le demos la vuelta a la tortilla y mientras que en la generación anterior la mujer estaba tristemente relegada al hogar y la crianza, ahora obliguemos a las mujeres a trabajar fuera de casa, sin valorar en absoluto los cuidados y vendiendo como liberación la producción capitalista, esclavizadas pero encima dando gracias por ello.

No, feminismo es que las mujeres puedan elegir. Que quien desee maternar o lactar pueda hacerlo (y quien no, también). Lo que sin duda no es feminismo ni es liberador es vendernos como tal lo de siempre: la invisibilización y criminalización de la maternidad. El bebé no es el que esclaviza, sino la sociedad enferma en la que vivimos, entre otras cosas porque aisla y culpabiliza a las madres.

Dice Pedro Sánchez, sin despeinarse y dando a ver ese inconsciente colectivo que desea invisibilizar la maternidad, que “la maternidad no puede seguir siendo un obstáculo”. Pero es que el obstáculo no es este, sino las empresas. Es en las políticas empresariales donde tendríamos que poner el foco. Porque además la realidad es que las madres que si desean maternar viven estresadas desde el embarazo pensando qué va a pasar con sus bebés cuando ellas tengan que reincorporarse.

Que una vez de vuelta, acaban en el baño sacándose leche rebosando oxitocina y prolactina, sin haberse recuperado aun del coktel de neurohormonas que supone gestar y parir. Que el bebé, que no entiende de políticas e ideologías, va a ver afectado el tipo de apego que esté construyendo (y por tanto su salud mental ¿dónde están los derechos del bebé en esta ecuación?), porque no, para el bebé no es lo mismo la madre que el padre, haya lactancia materna o no. Necesita permanecer junto a quien le ha gestado, que cara a su desarrollo sigue formando parte de su cuerpo al menos durante 9 meses más (periodo de exterogestación), de ello depende su desarrollo cerebral y sensorial que condicionará toda su vida, aspecto ampliamente demostrado por montañas de evidencia científica. La biología es lo que tiene, está por encima de las opiniones.

Que si bien existen padres (cuando los hay) corresponsables, por supuesto que si, los datos nos indican que la mayoría no se implican. Y que no es la ampliación de la baja por paternidad lo que hace que se impliquen o no, como demuestran estudios como el de Versantvoort (el aumento de la baja parental incrementa el tiempo dedicado por las mujeres al cuidado de los niños y a las tareas domésticas, sin efecto en los hombres) o el de Hosking, Whitehouse y Baxter (los padres que interrumpieron su trabajo durante 4 semanas o más no dedicaron más tiempo al cuidado de sus hijos que quienes tomaron permisos más cortos o no los utilizaron). Hasta que no trabajemos en un cambio de mentalidad, por mucho que ampliemos permisos seguirán siendo pocos los padres que realmente les den el uso debido, seguirán siendo las madres las que cargan con todo, además, obligadas al trabajo externo.

Además, no pensemos que en los pocos pero existentes casos de corresponsabilidad el padre (reitero, si lo hay) va a estar ahí para poder cuidar de la madre y que lo biológico pueda darse, la diada madre-bebé. Lo que se propone es bajar de las cuatro semanas de las que el padre dispone actualmente tras el nacimiento a dos, siendo las catorce restantes (12 de ellas correspondientes a la ampliación) siempre tras la baja de la madre, equiparando roles y pasando de nuevo por encima de la biología, que es así de caprichosa, pero realidad tangible.

Es más, según la propuesta de Podemos, esta segunda parte de la baja constaría de cuatro semanas obligatorias y diez optativas, con lo que se puede fácilmente deducir que el escenario habitual va a consistir en que muchos padres van a renunciar a esas diez últimas semanas en aras de lo laboral, mientras muchas madres que si desean maternar seguirán pidiendo excedencias para poder cuidar de sus hijos, porque esa es otra, los espacios de conciliación son inexistentes y al final, por mucho que esta ley salga adelante, van a ser ellas las que sigan teniendo que elegir y serán perjudicadas por las políticas de empresa. Y no, conciliar no es que haya guarderías desde los cero meses como también propone Podemos. Conciliar es poder estar con tu familia mientras si lo deseas sigues desarrollando tu profesión, no aparcar a tus hijos.

Afortunadamente surgen iniciativas como la de la Plataforma Feminista de Madres por la Ampliación de los PErmisos TRAnsferibles (PETRA), que si tiene en cuenta la biología, la libre elección de las mujeres, el feminismo que si nos representa a todas y propone un análisis riguroso del asunto, así cómo la ampliación y transferibilidad de estos permisos para que cada familia pueda organizarse según sus necesidades y deseos, mientras el foco se pone en las empresas. Se puede firmar la petición y leer sus reivindicaciones, cosa que recomiendo a todo el mundo.

Es posible hacerlo de otro modo, al igual que muchos paises en Europa que cosechan excelentes resultados en todos los sentidos. Vamos a hacerlo bien, nos jugamos demasiado.

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