Bobadilla da un triunfo necesario

13 de octubre de 2018 10:42h

Victoria. Es lo que se reclama cuando las cosas van mal. El equipo necesita los puntos. Ojalá que con ellos llegue la autoestima, la confianza. 7 de los últimos 9. Buen bagaje que debía servir para mejorar las sensaciones, para cuajar un partido más redondo, menos irregular. Es lo que tiene ir al límite, que la forma no es tan exquisita, que haya dudas sobre cómo actuar en determinados momentos. Pero lo que importa, es ganar. Dormir después de 8 jornadas con 10 puntos, en términos generales, dadas las expectativas, no es muy ilusionante. Mantener tres semanas seguidas la portería a cero, invita a la mejora. Con esas pequeñas cosas hay que quedarse.

También con el hecho de que Bobadilla se estrene como goleador en la categoría. Y qué gol. Fundamental y en un momento clave. Justo cuando todos pensaban que las tablas, al descanso, eran buenas para ambos conjuntos. Pero el central estaba en el sitio adecuado. Fue ambicioso. Todo lo que se ha ganado así gracias a su trabajo. Este sábado tuvo una recompensa más. Se lanzó de cabeza a un balón que estaba muerto tras el remate de Marcos André tras una falta lateral. Larguero, bote en la línea de gol y por si acaso, Bobadilla se fue para dentro. Lo celebró con alegría y se fue a abrazar a Sergio Rodríguez. Es lo que tiene estar al límite.

En ese límite estuvo luego la UDL en la segunda parte. Salió bien, mandando, hasta que se echó atrás ante un Tudelano que le dio la vuelta a su forma de jugar. De una primera parte más directa a una segunda en la que tuvo más la pelota y acosó a su oponente. Reaccionó con celeridad el técnico logroñés al dar entrada a Césa Remón, que dio frescura a la medular, además de mando durante varios instantes. Aun así, Gabarre tuvo el empate. También Meseguer en un fallo de marcaje terrible de la zaga riojana tras una falta lateral con varios rechaces. Cierto que Ñoño, al que le falta confianza y que abusó de individualista, pudo sentenciar la contienda.

Sin embargo, se pecó de estar a merced de un rival que apretó, que inquietó en las acciones a balón parado y que fue acorralando a una UDL al que dio la sensación de faltarle fuelle por momentos. Normal ante un primer tiempo exigente, con mucho ritmo, intensidad en el que el Tudelano lo tenía claro. Sabía lo que hacía. Con Pagola como pateador, Gabarre como referente y después a partir de esa segunda jugada, como a la UDL le costaba recuperar el esférico, los de Íñigo Valencia buscaban cosas. Pocas porque no intimidaban. Pero más allá de varias aproximaciones locales, los navarros no sufrían en exceso. El alto ritmo y la intensidad en cada disputa se imponían ante el buen juego y las ocasiones de gol.

Ida y vuelta positivo

Por su parte, los de Sergio Rodríguez también contaban con un plan. Velocidad y balón al espacio. Marcos André con sus galopadas era un incordio. El problema es que a la media hora ya se había pegado unas cuantas carreras con poca productividad. Víctor López, desde el costado derecho, comenzó tibio, pero fue a más. Suyas fueron las mejores oportunidades de los blanquirrojos, como dos remates de Rubén Martínez, uno de cabeza alto y otro tiro que impactó en un defensor. Precisamente, el balear se convirtió en el principal argumento ofensivo, cara a portería, durante la primera mitad con varios intentos, como la diagonal que dibujó Caneda para chutar con la pierna diestra.

En cuanto al juego, faltaba control. Pero era lo que quería el cuadro logroñés, un duelo de ida y vuelta. Menos pases entre compañeros y más buscar balón al espacio. Hubo imprecisiones y faltó continuidad en las intenciones de los riojanos que, cuando podían, serenaban el choque con algo de pausa. Defensivamente, no había muchos apuros, así que había que seguir trabajando. Cuando parecía que el descanso se echaba encima, vino el tanto de Bobadilla tras una falta lateral. Salvador la puso al segundo palo donde Marcos André remató en solitario. Larguero y bote sobre la línea. El central blanquirrojo no se lo pensó cabezazo y se fue a abrazar al cuerpo técnico.

Reaccionaba el Tudelano en la segunda mitad con Tepa como compañero de Gabarre en la delantera. Nuevos argumentos sobre el tapete, con un bloque navarro que ya no era tan directo en su planteamiento y que amasaba para llegar con más posibilidades de remate. Gabarre tuvo en sus botas las tablas después de un error en la salida del balón de los logroñeses, pero Miguel brilló con una buena mano. El caso es que la UDL dejaba hacer y apostaba por el contragolpe cuando no tenía el cuero. César Remón saltaba al campo para dar más empaque en la medular, donde Salvador y Andy estaban más liberados.

Los navarros ya no dominaban con tanta claridad y eso era positivo para una UDL que quería ‘matar’ el partido a la contra. Para ello apareció Ñoño. Tuvo una gran oportunidad para cerrar el choque, reconciliarse con el gol y volver a ver a un andaluz con chispa y 'duende', cuestión que el equipo echa de menos. También Meseguer pudo aguar la victoria de los riojanos. Falta lejana, varios rechaces, centro desde la derecha, desajuste defensivo y el central, con todo a placer, la mandó fuera. Incomprensible. Miguel no se lo creía. Con el susto en el cuerpo, Ñoño recortó hasta hacerse el hueco y chutar para que Pagola diera algo de resoplo a los suyos. Santamaría aparecía en el lateral zurdo ante un Juan Iglesias con molestias. Un parche que sirvió para sumar los tres puntos.

Sin embargo, esta situación de ir al límite puede que pase factura. De momento, el miércoles toca viaja a El Sardinero para medirse en la tercera ronda de la Copa del Rey al Racing de Santander. Sergio Rodríguez asume que el partido que le quita el sueño es el de la Gimnástica del domingo.