Salta para seguir rompiendo los techos de cristal

Rioja2

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A última hora de este jueves se ha celebrado en el Ayuntamiento de Logroño un acto para conmemorar el Día Mundial de la Mujer. El lema elegido para la conmemoración de este año ha sido 'Salta', término que preside la foto que, hasta el domingo, lucirá en la fachada del Cosnsitorio. En ella, diversas mujeres de perfiles y profesiones diferentes saltan “con el objetivo de poner en valor la fuerza de las mujeres y la necesidad de seguir impulsando esta causa para continuar rompiendo techos de cristal en la sociedad”. Una de ellas, Lourdes Estívariz ha sido encargada de leer el manifiesto.

Este es el manifiesto completo.

Permítanme en este tema ser directa, concisa y tajante.

La igualdad entre mujeres y hombres es cuestión de justicia social. Una justicia por la que cada día luchamos más y más gente y con la que cada día la sociedad en su conjunto está más comprometida.

La igualdad no precisa de falsos profetas esparciendo humo a los cuatro vientos ni del oportunismo de acaparadores apropiándose de medidas e iniciativas que no les pertenecen.

No los necesita.

No los necesita porque cualquier iniciativa, cualquier medida capaz de romper techos de cristal en favor de la igualdad, pertenece y es propiedad única y exclusivamente de la sociedad.

La igualdad real, a la que aspiramos todos, es otra cosa.

A nadie, absolutamente a nadie, en el seno de las sociedades modernas, y Logroño lo es, le cabe en la cabeza que una mujer pueda sentirse discriminada única y exclusivamente por el hecho de ser mujer.

Nadie, absolutamente nadie, entiende hoy día que una mujer pueda sufrir la crueldad de la violencia de género única y exclusivamente por el hecho de ser mujer.

Desde luego, las palabras son válidas a modo de anuncio, como herramienta de comunicación, información y concienciación, pero el movimiento, el verdadero movimiento capaz de superar barreras está en los hechos.

Las sociedades modernas, y Logroño lo es, quieren justicia.

Las sociedades modernas claman contra la máxima expresión de desigualdad que es la violencia de género.

Las sociedades modernas, y Logroño lo es, ansían una vida plena para todos, sin motivos que generen discriminación y que trascurra bajo los cánones de una atinada y afinada igualdad.

Queda, desde luego, mucho trabajo por hacer. No hemos llegado a la meta, ni mucho menos.

Pero sí puedo afirmar sin opción a dudas, que Logroño ha sido capaz de materializar iniciativas, firmes y sin excepciones, hacia una ciudad más justa y más igualitaria.

La igualdad entre mujeres y hombres no es un tema de ideologías, es un tema de sentido común.

Hemos logrado, en definitiva, convertir las palabras que hablan de desigualdad en un movimiento que avanza imparable hacia ese objetivo compartido por todos que es la igualdad.

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