Un programa creado en La Rioja consigue disminuir el bullying

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Insultos, amenazas, chantajes… El acoso y el hostigamiento que sufren multitud de escolares no se ciñe ya únicamente a las aulas, sino que a menudo les persigue incluso dentro de sus propios hogares. Es la cara negativa de las tecnologías, que han contribuido a que el bullying y el cyberbullying aumenten en prevalencia y gravedad entre los niños y adolescentes, con la consiguiente preocupación de padres y profesores. Un panorama que hace necesario el desarrollo de iniciativas que prevengan y erradiquen estos tipos de violencia en los menores, tanto en el entorno educativo como en el virtual.

Ese es precisamente el objetivo de Prev@cib. Un programa que la investigadora del grupo de Ciberpsicología de UNIR Jessica Ortega-Barón desarrolló con motivo de su tesis doctoral en la Universidad de Valencia bajo la dirección de las Dras. Sofía Buelga y María Jesús Cava, de dicha universidad, y la colaboración de Belén Martínez, de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla, y de Ester Ayllón, de la Universidad de Zaragoza.

Todas ellas son también las artífices de un reciente artículo en la revista International Journal of Environmental Research Public Health que, bajo el título “Effects of Intervention Program Prev@cib on Traditional Bullying and Cyberbullying”, recoge la eficacia de dicho programa.

Para testarlo, lo han desarrollado en una muestra formada por 660 adolescentes con edades comprendidas entre los 11 y los 17 años de cuatro centros educativos de Educación Secundaria ubicados en la Comunidad Valenciana. Y, tras ponerlo en práctica y ver los resultados, han detectado una disminución “significativa” del bullying y cyberbullying. Tanto en lo que respecta a la victimización como en las conductas de agresión.

Su desarrollo consiste en diez sesiones distribuidas en tres módulos. El primero se centra en informar a los adolescentes sobre estas problemáticas a través de explicaciones, juegos o dinámicas que les permitan detectar si están siendo víctimas o agresores y sean conscientes de que dicho comportamiento no es correcto y provoca daños.

La segunda etapa pone el foco en las consecuencias psicológicas y legales, mientras que la tercera parte busca implicar a los adolescentes para que desarrollen un papel activo, que no se muestren pasivos como meros observadores, que no lo toleren hacia los compañeros y que ayuden a la víctima.

“Busca la implicación activa de todos los adolescentes como elemento clave para ayudar a la víctima y no reforzar la conducta violenta de los agresores”, explica Ortega-Barón. “Además”, añade, “se fomenta la proactividad para movilizarles a hacer algo ante el bullying y el cyberbullying y no dejarlo pasar, lo que favorece que las víctimas busquen ayuda en un adulto, que los agresores detengan su conducta y que los espectadores se impliquen y solventen estas formas de intimidación”.

Para ello, Prev@cib promueve que los menores sean los protagonistas y aporten ideas y sugerencias que solventen estos problemas, de forma que su compromiso sea mayor. “Se trabaja el conocimiento mutuo entre profesores y alumnos, no solo para enseñar estrategias sino también para escuchar cómo ellos perciben el acoso y cómo les afecta”, incide la investigadora de UNIR. Según Ortega, tras su desarrollo y la reciente confirmación de los resultados positivos de este programa, “se puede implementar en otros centros para reducir y prevenir el acoso offline y online”.

Por su parte, Sofía Buelga, profesora titular de la Universidad de Valencia, resalta que el objetivo del programa es el de “evitar la aparición de conductas y actitudes que pueden afectar muy gravemente al desarrollo psicológico y social de los adolescentes”. Además, considera que Prev@cib “marca un precedente al dotar a los alumnos y a sus profesores de herramientas eficaces y estrategias novedosas que les permitan afrontar mejor este tipo de problemas tan graves”.

Dados estos resultados, las investigadoras recomiendan a profesores, orientadores y directores de los centros educativos que “lleven a cabo estrategias preventivas como la del programa Prev@cib para evitar el bullying y el cyberbullying en sus aulas. De esta forma, se favorece el desarrollo saludable de los adolescentes y se evitan problemas que afectan al ajuste psicosocial actual y futuro de estos menores”.

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