El Bretón cerrado celebra el Día Mundial del Teatro con la esperanza de recuperar pronto su programación

El Bretón cerrado celebra el Día Mundial del Teatro con la esperanza de recuperar pronto su programación

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El Teatro Bretón de Logroño celebra mañana el Día Mundial del Teatro con la esperanza de volver a abrir pronto sus puertas y recuperar en futuras programaciones, siempre que sea posible, todos los espectáculos suspendidos desde la declaración del estado de alarma por la epidemia del Covid-19. .

El día 27 de marzo se celebra cada año el Día Mundial del Teatro. Este año también, aunque con los teatros de todo el país cerrados y con los ciudadanos enclaustrados en sus casas esperando el fin de esta pandemia. El Teatro Bretón de Logroño ha suspendido hasta ahora un total de ocho espectáculos y es previsible que en las próximas semanas se lleven a cabo nuevas suspensiones.

La voluntad del Teatro Bretón y del Ayuntamiento de Logroño es la de recuperar, siempre que sea posible, todos los espectáculos suspendidos en futuras programaciones; en este sentido se está trabajando con las compañías y con las productoras afectadas.

El compromiso de recuperar lo perdido y de impulsar la actividad, cuando la situación lo permita, es el mejor apoyo para la futura revitalización de un sector tan frágil como el teatral y para la necesaria normalización de la vida cotidiana.

El Mensaje del Día Mundial del Teatro de este año lo firma Shahid Mahmood Nadeem, periodista paquistaní, dramaturgo, guionista, director de teatro y televisión, y activista de derechos humanos.

El teatro como santuario

Al final de una representación de la obra de teatro de Ajoka sobre el poeta sufí Bulleh Shah, un anciano, acompañado por un niño, se acercó hasta el actor que había interpretado el papel del gran sufí. “Mi nieto no se encuentra bien, ¿podría bendecirlo?”, dijo. El actor se sorprendió y contesto: “No soy Bulleh Shah, solo soy un actor que interpreta el papel”. El anciano entonces contestó: “Hijo, no eres un actor, eres una reencarnación de Bulleh Shah, su Avatar”.

De repente, se nos ocurrió un concepto completamente nuevo de teatro, donde el actor se convierte en la reencarnación del personaje que interpreta.

Explorar historias como la de Bulleh Shah, historias como ésta existen en todas las culturas y pueden convertirse en un puente entre nosotros, los creadores de teatro, y una audiencia desconocida pero entusiasta.

Mientras actuamos en el escenario, a veces nos dejamos llevar por nuestra filosofía del teatro, en nuestro papel como precursores del cambio social a veces dejamos atrás a gran parte de la comunidad.

En nuestro compromiso con los desafíos del presente, nos privamos de las posibilidades de una experiencia espiritual profundamente conmovedora que el teatro puede proporcionar.

En el mundo de hoy donde la intolerancia, el odio y la violencia están en aumento, nuestro planeta se está hundiendo cada vez más en una catástrofe climática, necesitamos reponer nuestra fuerza espiritual.

Necesitamos luchar contra la apatía, el letargo, el pesimismo, la avaricia y el desprecio por el mundo en que vivimos, por el planeta en el que vivimos.

El teatro tiene un papel, un papel noble, debe dinamizar y hacer avanzar a la humanidad, ayudarla a levantarse antes de que caiga en un abismo.

El teatro puede convertir el escenario en un templo, el espacio de actuación, en algo sagrado. En el sur de Asia, los artistas tocan con reverencia el piso del escenario antes de pisarlo, una antigua tradición en la que lo espiritual y lo cultural estaban entrelazados.

Es hora de recuperar esa relación simbiótica entre el artista y el público, el pasado y el futuro. Hacer teatro puede ser un acto sagrado y los actores pueden convertirse en los avatares de los roles que desempeñan.

El teatro tiene el potencial transformador de convertir la escena en un santuario y ese santuario en un espacio de actuación.

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