Las quejas de los vecinos de El Campillo por el cierre de los puentes

Las quejas de los vecinos de El Campillo por el cierre de los puentes

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Los representantes de la Asociación de Vecinos de El Campillo se han reunido esta semana con varios concejales del Ayuntamiento de Logroño para transmitirles sus demandas y necesidades. Consideran que los cierres de los Puentes de Hierro y de Piedra está causando un importante problema de movilidad en este barrio.

Desde hace unos meses, aseguran en un comunicado, los vecinos de la margen norte del río Ebro se han visto perjudicados por una serie de actuaciones “que han afectado de manera grave a la movilidad”. Se refieren al cierre del Puente de Piedra por obras, el cierre parcial del Puente de Hierro por cuestiones de seguridad, la pacificación de la calle Sagasta, “en un momento en el que es vía principal de acceso para los vecinos” y recientemente el cierre de uno de los carriles del cuarto puente para hacer un carril-bici.

“Todo ello ha afectado claramente al día a día de los vecinos de los barrios que vivimos en la margen norte del río Ebro, ya que vivimos en un barrio en formación que carece de todo tipo de servicios, y dependemos de estas vías para acercarnos al centro de la ciudad para cosas tan básicas como ir al supermercado, el centro de salud, los colegios o los bancos”.

Por ello, esta asociación ha querido dar voz a los vecinos con una encuesta, “no para criticar las actuaciones del Consistorio Logroñés, sino para que sepan cuál es el sentir de sus ciudadanos ante la situación actual”.

Subrayan que el cierre total del Puente de Piedra supuso para el barrio, aparte del cierre del principal punto de entrada a la ciudad, el desvío de la línea 9 de autobús, “sin previo aviso y sin consensuar una alternativa con los vecinos”. En consecuencia, “para llegar al centro hemos pasado de tardar menos de 5 minutos a tardar en el mejor de los casos 25 minutos. Tiempo que sin duda se incrementará en septiembre con la vuelta de las vacaciones y con la normalidad escolar”.

Esto se ve reflejado en la encuesta cuando preguntan a los vecinos por la situación de esta línea: el 64% de los vecinos afirman que dejarán de utilizar este servicio, al que se suma otro 22% que lo utilizará solo como última alternativa. Por lo que un 86% afirman que dejarán de usar la línea por no cumplir su función: acortar distancias.

¿Y qué pasa con la otra línea que “pasa por el barrio”, la línea 3? Explican que esta línea “no da servicio real a esta zona de Logroño, sino que está diseñada solo con un fin: acercar al resto de los vecinos de Logroño a las Norias y al ferial en fiestas. Esto que supone que la mayor parte del año vaya completamente vacío por esta zona de la ciudad. ¿Tiene sentido que una línea llegue hasta el perímetro de un barrio y que dé la vuelta sin entrar en el mismo? ¿A quién da servicio en los nueve meses que no están abierto el complejo de Las Norias?”.

Desde la asociación llevan meses reclamando una parada dentro del barrio y una interconexión con la línea 9, algo que en la situación actual podría incluso paliar en parte los problemas ocasionados por el desvío de la línea 9. Así, el 97% de los vecinos consideran que las paradas de la línea en el barrio son insuficientes, lo cual supone que no lo utilicen o que lo hagan de manera muy esporádica.

Además, un 72% de los vecinos afirma que desde el cierre del Puente de Piedra, usa a diario el Puente de Hierro como vía principal para el acceso al centro de la ciudad todos los días de la semana (incluidos los fines de semana), elevándose ese porcentaje al 86% de los vecinos que lo utilizan de manera habitual de lunes a viernes. Es por ello que el 71% de los vecinos se ve “claramente perjudicado” por el cierre de dicho acceso a las 18 horas los viernes.

En cuanto al carril bici del Puente Sagasta (cuarto puente), destacan que ya existen 2 alternativas para ir en bici a ese barrio desde la margen norte de la ciudad y que “este carril en ningún momento ha sido demandado por los vecinos, ya que, aparte de que comienza y termina en la carretera de manera peligrosa, supone en el mejor de los casos el desvío de más de 500 metros para poder acceder a él y aumenta el recorrido en aproximadamente un kilómetro para ir al barrio del Cubo (con respecto a las alternativas ya existentes)”.

Su conclusión es que las actuaciones que se están realizando agravan la situación en esta margen del Ebro e incrementan la sensación entre sus vecinos de que se toman, una vez más,“pensado en esta zona como un lugar de esparcimiento de los logroñeses y no para mejorar el día a día del barrio”.

Por ello reclaman a la corporación municipal, una vez más, que, “como gestores del dinero de todos los vecinos, tomen las decisiones que mejoren la calidad de vida y faciliten el día a día de todos los vecinos” y les recuerdan que “las mejoras que favorezcan a una parte de la ciudad no pueden realizarse a costa de empeorar las condiciones de la otra parte de la misma, especialmente cuando hablamos de un barrio donde las inversiones públicas para la mejora de todo tipo de servicios en el barrio han brillado por su ausencia desde su creación hace ya 14 años”.

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