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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Emanciparse sí o sí a los 18 años: “si no fuera por Cruz Roja, yo estaría en la calle”

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Para Nekane, entrar en un piso de emancipación juvenil gestionado por Cruz Roja fue “una salvación”. Y es que, en un país en el que seguimos viviendo en casa de nuestros padres pasada la treintena, ella, con tan sólo 18 años, ya tuvo que salir al mundo. Procedente de un piso tutelado, con la mayoría de edad el Gobierno de La Rioja deja de ser su tutor legal y tuvo que emprender su propio camino. Para guiar a estos jóvenes y no soltarles de la mano, existe un 'puente', antes de dar el paso a la vida adulta: vivir en un piso de emancipación.

En La Rioja, existen dos pisos de emancipación juvenil con once plazas en total. El cambio no es fácil, supone dejar de estar controlado en un piso tutelado casi todo el tiempo a tener que aprender a gestionarse, cocinar o convivir con otros compañeros. Pero siempre bajo la atenta mirada de Cruz Roja, que les ayuda en este paso acelerado.

Son jóvenes que han vivido situaciones que generan una extrema vulnerabilidad, como el desamparo y abandono familiar, sinhogarismo, violencia psicológica, abuso sexual o procesos migratorios sin referentes adultos. Con esa mochila, tienen que independizarse más de diez años antes que la media nacional.

“Son como mi familia. Si no fuera por Cruz Roja, yo estaría en la calle, pero ellos me han dado una oportunidad”.

La gran mayoría de estos jóvenes, tal y como se desprende del Boletín sobre la Vulnerabilidad Social de Cruz Roja, se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión, está en el paro o no recibe ninguna prestación. La mitad no ha terminado de estudiar y apenas el 30% utiliza internet para buscar empleo. Tampoco suelen tener carné de conducir ni tienen apoyo económico familiar. Independizarse sería un salto sin red sin la ayuda de Cruz Rioja y de la Administración.

“Si no fuera por estar aquí, yo habría dejado el curso, me habría tenido que poner a trabajar para mantenerme”, explica Nekane. También Abdou se muestra muy agradecido por poder estar en uno de estos pisos. “Son como mi familia. Si no fuera por Cruz Roja, yo estaría en la calle, pero ellos me han dado una oportunidad”.

Como mínimo, pueden estar en estos pisos nueve meses, pero luego se pueden realizar prórrogas de estancia en función de objetivos que les queden por cumplir, con lo que la media de estancia es de un año o año y medio.

Perfil de los jóvenes en pisos de emancipación

Frente a los estigmas y bulos que afectan a estos jóvenes, hay que señalar que sólo un 10% ha tenido problemas con la justicia antes de los 18 años (el 20% españoles frente al 5% de extranjeros).

Y, además, la COVID-19

A estas difíciles circunstancias, se suma ahora la crisis de la COVID-19, que ha afectado de forma sustancial a la inserción social y laboral de estos jóvenes y ha agravado su vulnerabilidad y su riesgo de pobreza y exclusión social.

Por estas razones, Cruz Roja ha seguido apoyándoles a través del Plan Cruz Roja RESPONDE frente a la COVID-19 con la cobertura de sus necesidades básicas de alimentación, vestuario, medicación o kits higiénicos, además de la entrega de dispositivos electrónicos y tarjetas SIM para el acceso a internet, y de prestaciones económicas puntuales (para el pago de alquileres, suministros, etc.), entre otras medidas.

Una ayuda para poder sobrellevar mejor las ya de por sí difíciles circunstancias obligadas por ese conronavirus para unos jóvenes que no cuentan con un respaldo familiar para salir adelante.

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