Druk se presenta con éxito en el Festival de Cine de San Sebastián

Rioja2

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Este domingo, 20 de septiembre, hemos asistido a una de las apuestas más potentes de esta edición. Las expectativas eran altas a la hora de recibir el nuevo trabajo de Thomas Vinterberg, principal exponente del cine danés junto con Lars Von Trier, creadores ambos de esa corriente fílmica denominada Dogma 95, que revolucionó los cimientos del séptimo arte durante la década de los noventa.

Cineasta arriesgado y elegante, el danés aborda desde su decimotercer largometraje un tema controvertido y polémico, sello personal de su filmografía, con títulos tan destacables y complejos como la demoledora “Celebration” o la muy desasosegaste “La caza”.

Con Druk, Vinterberg ataca de nuevo y sin contemplaciones el hastío y el aburrimiento de una sociedad desencantada que lo tiene todo y a pesar de ello se da de bruces contra la amarga infelicidad.

Cuatro compañeros, docentes de un pulcro y muy nórdico instituto, se enfrentan a sus particulares crisis de identidad desde la comodidad de una sociedad burguesa que anestesia cualquier atisbo de creatividad y riesgo cuando la rutina se instala en su repetitivo y poco estimulante día a día.

El hartazgo en forma de vacío existencial conducirá a estos cuatro amigos a buscar una excusa perfecta para ahogar sus penas en alcohol, sin abandonar las pulcras maneras de lo políticamente correcto, mientras se amparan en la realización de un experimento sociológico que defiende que con una dosis controlada de alcohol en nuestra sangre, damos lo mejor de nosotros.

Endulzando la ferocidad de sus anteriores trabajos, la cinta entretiene mientras asistimos a las andanzas etílicas de nuestros cuatro protagonistas. Disfrutamos de momentos delirantes que nos conducen a una carcajada culpable mientras intuimos lo que vendrá después.

La humanidad, el compañerismo y el optimismo se mezclan aquí con la sinrazón y el desconcierto de los que no asisten a la fiesta. Sin embargo, el cineasta da lugar a la esperanza sin dejar de lado los daños colaterales al más puro estilo danés.

El actor Mads Mikkelsen regala una vez más una expuesta y arriesgada interpretación respaldado por el resto de un elenco solvente y de mucha calidad. El resultado es una cinta que pugna con mucha fuerza por alzarse con distintos galardones, aunque el nivel de este año es alto y todavía nos queda mucho por descubrir, cuestión que celebramos bajo nuestras mascarillas y los geles de rigor que la organización reparte, junto con unos parámetros de seguridad dignos de la profesionalidad y el rigor de eventos como este.

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