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Passion Simple: la Obsesión en mayúsculas

Rioja2

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La Obsesión en mayúsculas podría funcionar como término explicativo y exacto para definir el estado en el que nos encontramos a la protagonista de Passion simple, la sensual película presentada a concurso en San Sebastián, que cuenta con el sello de la selección oficial del Festival de Cannes y que firma la cineasta francesa, de origen libanés, Danielle Arbid.

Hélène es joven, hermosa e independiente, docente universitaria, intelectual y culta, En sus manos, la investigación de un proyecto en ciernes, vislumbra un futuro prometedor. Mujer en apariencia realizada, madre de un niño sano, respetada por sus alumnos, habitante de una bonita vivienda ubicada en una bella ciudad, la más bella ciudad, que le ofrece unos recursos y herramientas más que idóneos para vivir una vida que podríamos definir como plena.

Abomina de los estereotipos románticos que muestran a la mujer en el cine y la literatura como un ser dependiente, sumiso y trivial, aquellos que insisten en mostrar una imagen histriónica y exacerbada de la hembra necesitaba de protección, de amor incondicional y eterno, una mujer que requiere de cierta dosis de sufrimiento y teatralidad para hacer de su vida una experiencia intensa que contar a sus amigas, por supuesto mujeres, y la convierta en la protagonista principal de su propio drama o folletín.

Ella escapa de estos convencionalismos, les da mil patadas y se ríe de ellos en la cara. Ella ostenta el mando y decide el cómo, cuándo, dónde y con quién. Ella es dueña absoluta de su vida hasta que, nos confiesa, rompiendo la cuarta pared, los motivos y circunstancias que la han convertido en ese arquetipo que tanto odiaba. Nos lo dice valiente, nos mira a los ojos y entona un “mea culpa” que duele y extraña. Nos lo expresa devastada, perdida y débil. Lo vulnerable quedó muy atrás, ahora es sierva, está dominada y cede a todo y más.

Con Passion simple la cineasta Danielle Arbid y antes, Annie Ernaux, responsable de la novela del mismo título, nos hacen partícipes del particular descenso a los infiernos de Hélène, ahora presa de una pasión desbocada y enfurecida, por un hombre que nada tiene que ver con ella, que la separa de su esencia, de su identidad y de su vida, la que ella eligió y ahora le da la espalda su por propia iniciativa irracional y convulsiva.

Estupendo el trabajo de la valiente actriz Laetitia Dosch, que se lanza en cuerpo y alma a defender un papel complejo y muy polémico que, sin duda, volverá a encender cierto debate social que ya se desató en su día con la publicación de la novela y que ahora, en tiempos de agitación cultural y social en torno al papel de la mujer en nuestra sociedad, resulta más que esperado.

De nuevo el cine como canal agitador de las distintas posiciones y modos de entender y expresar lo que nos rodea. Aunque aquí nada se juzga, ni se tiene por qué juzgar. Los sentimientos se nos adelantan en demasiadas ocasiones y nos dejan atrás cuando menos lo esperamos, ni lo necesitamos.

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