La diabetes tipo 2 afecta a un 14% de los adultos, unas 36.000 personas en La Rioja

La diabetes tipo 2 afecta a un 14% de los adultos, unas 36.000 personas en La Rioja

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Desde hace casi tres décadas, cada 14 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Diabetes, una enfermedad que en su tipo 2 afecta a casi el 14% de las personas adultas, un porcentaje que entre los mayores de 65 o 70 años, asciende a entre el 25 y el 30%.

La jornada de conmemoración, que coincide con la fecha de nacimiento de Sir Frederick Banting, descubridor junto con Charles Best de la insulina en 1922, busca concienciar a la población sobre una enfermedad que causó cuatro millones de muertes en 2017 y cuya incidencia se ha multiplicado por cuatro desde 1980, según Naciones Unidas, que estima el número de adultos diabéticos en el mundo en 425 millones.

Atendiendo a la estadística nacional realizada hace seis años y que arrojó ese porcentaje de casi un 14% de mayores de 18 años afectados, en La Rioja podría haber alrededor de 36.000 afectados por la diabetes tipo 2. En cuanto a la diabetes tipo 1, cuya sintomatología es la misma pero la causa es totalmente diferente y afecta a personas hasta los 30 años habitualmente, la padece un 2 o 3 por mil de la población.

Así lo explica el doctor Fernando Salceda, médico asesor de Diabéticos Asociados Riojanos, entidad que cuenta con unos 300 miembros en nuestra comunidad y que lleva años informando sobre la enfermedad tanto a sus afectados como a la población en general.

“La diabetes tipo 2 tiene un componente genético muy acusado, un factor que no podemos cambiar, como la edad. Pero sí otros factores desencadenantes, como la obesidad. Más del 80% de los diabéticos tipo 2 presenta sobrepeso u obesidad”, subraya.

El sedentarismo y falta de ejercicio es otro de los factores claves en el desarrollo de esta enfermedad. Y, por supuesto, un elemento clave y que suele ir aparejado de muchos falsos mitos es la alimentación. “La dieta del diabético es la que debería llevar una persona normal, lo que pasa es que una persona normal se la puede saltar frecuentemente y el diabético tiene que tener una cierta rectitud”, aclara Salceda.

Esa dieta tiene que ser, en primer lugar, “suficiente según la actividad de la persona. No se puede hacer como antes cuando se decía '1.500 calorías y ya'. No es lo mismo un albañil o un agricultor que el que está sentado todo el día”.

En segundo lugar debe ser “variada, porque el diabético puede comer de todo”, pero respetando el tercer principio, una dieta “equilibrada”. Evitando, por ejemplo, los dulces, pero incluyendo hidratos de carbono como los cereales, siempre en su medida.

Las personas diabéticas presentan en un alto porcentaje otras patologías “aparte de la obesidad, que ya es de por sí un factor de riesgo”, subraya Salceda, detallando que más de un 30% suelen padecer hipertensión también.

En cuanto a la mayor vulnerabilidad de estos pacientes al coronavirus, a falta de que futuras investigaciones que abunden en los estudios realizados, parece que los niveles de azúcar en sangre pueden estar relacionados con un peor pronóstico de la enfermedad.

El reto: que la persona diabética acepte y conozca su enfermedad

El primer reto al que se enfrentan los profesionales es “que la persona diabética acepte su enfermedad y que la conozca y conozca su tratamiento”, sobre todo en el caso de los más pequeños.

Salceda explica que este conocimiento por parte del paciente “es un proceso muy largo y que evoluciona en fases”. “Cuando te encuentras mal dices que vas a llevar a rajatabla las recomendaciones, pero cuando te encuentras bien, como es una enfermedad que no duele, pues se olvidan cosas”, subraya.

Y reconoce que “vivimos en una sociedad que tiene unos hábitos a veces no muy saludables e intentar cambiar esos hábitos es muy difícil, pero el diabético es una persona que tiene que ser muy responsable en cuanto al ejercicio, la alimentación, etc.”

Eso no quiere decir, añade a renglón seguido, “que el diabético no pueda hacer de todo”. “Un diabético no tiene por qué tener cortapisas para nada, para ejercer cualquier profesión”, recalca Salceda, que echa la vista atrás para recordar que en los años 20, por ejemplo, a los diabéticos no se les dejaba ir a bañarse al Ebro pensando que lo contaminaban.

Para obtener más información sobre la enfermedad, Diabéticos Asociados Riojanos cuenta con sede en Logroño (Pío XII 10, 1º C, teléfono 941231278).

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