La esperanza tras un año de miedo: residencias libres de covid

La esperanza tras un año de miedo: residencias libres de covid

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Los residentes del centro de mayores Los Manitos, en Calahorra, respiran tranquilos. Siguen con todas las medidas de prevención frente al coronvirus, pero ya ven algo de esperanza. Y es que es una de las residencias en la que ya se ha completado la vacunación, con lo que usuarios y trabajadores (excepto los que han rehúsado vacunarse) ya están inmunizados contra el covid.

Ha sido casi un año de miedo. Miedo a contagiarse o contagiar, a enfermar, a morir, a no tener contacto con los familiares... En esta residencia comenzaron con medidas de precaución incluso antes del Estado de Alarma, cuando el virus comenzaba a asomar tímidamente en los informativos, y lograron pasar la primera ola sin casos. Aun así, la segunda les golpeó con fuerza y sufrieron un brote que se esparció rápidamente que afectó a más de 50 personas entre usuarios y trabajadores.

“Nos superó a todos, fue muy triste, pero demostramos que somos como una familia y todos pusimos de nuestra parte, sobre todo los residentes, que fueron los verdaderos héroes”, explica emocionada Ana, trabajadora de la residencia. De este modo, “igual que fue rápido el contagio, fue rápida la desescalada”.

Después de haber pasado gran bache, el 8 de enero permanecerá por siempre marcado en el calendario de Los Manitos. Fue el día en el que se les administró la primera dosis de la vacuna. Y el 29, la segunda, como detalla emocionada la directora, Mª Teresa Lleyda. Todos los residentes menos uno y casi el 80% del personal la han recibido, un porcentaje que podría subir ya que algunos empleados no pudieron ponérsela al estar de baja y otros han cambiado de opinión y finalmente se vacunarán.

Santiago es uno de los afortunados que ya está vacunado. Tiene 91 años y se encuentra “perfectamente bien”. No ha sufrido efectos secundarios ni ha tenido miedo a ponerse la vacuna, más bien lo contrario. “Estaba encantado, tenía ganas de que me la pusieran”.

Este cornagués es uno de los residentes veteranos de Los Manitos. Lleva aquí 33 años y ha sufrido en sus propias carnes el virus. Era asintómatico, así que lo peor para él fue el aislamiento. “Estaba aburrido, deseando salir de la habitación”.

En general, para estas personas mayores es duro no poder recibir visitas o, como explica Santiago, “no poder abrazarnos ni juntarnos”. El personal de la residencia se esfuerza en hacerles la estancia más agradable y les facilita las videollamadas con sus seres queridos. “Es mejor así, que no vengan, pero que estemos todos bien”, afirma Santiago.

Beatriz es otra de las residentes que celebra haber sido vacunada. Llegó en verano a Los Manitos, después de la primera ola, y está “muy contenta” por haber recibido ya las dos dosis. “Esto es el hotel Palace, se portan muy bien con nosotros, mantenemos las distancias, llevamos mascarillas y me echan gel hasta en el taca-taca, nos cuidan muy bien”. Beatriz lo tiene muy claro: “esto es lo que tenían que hacer todos, todos a vacunarse”.

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