Aunque este año se está haciendo esperar, con la llegada de la primavera llegan también los meses más odiados para los pacientes alérgicos. Las alergias al polen son un suplicio para quienes las sufren, aunque este año puede que lo hagan con menor intensidad, ya que hemos vivido un invierno poco lluvioso. El jefe de Sección del Servicio de Alergología del Hospital San Pedro, Ángel Javier Blasco, nos da las claves de la nueva temporada de alergias primaverales.
Estamos en el inicio de la temporada de alergias. En cuanto a la previsión, se conoce de otros años, sobre todo en relación al polen de gramíneas, que la lluvia en los meses previos y la temperatura es lo que más influye luego en los meses de primavera. A otoños secos y cálidos siguen primaveras con una intensidad leve de polen de gramíneas, con lo que se supone que este año la temporada no serán intensa.
La alergia se sufre fundamentalmente en el exterior, en interior afecta menos. Sí que se ha demostrado que las mascarillas FFP2 disminuyen la cantidad de molestias que tiene un paciente en exteriores. Es una recomendación que se hacía antes y ahora se les aconseja que sigan utilizando la mascarilla como una medida más de prevención.
Está empezando la primavera, tenemos niveles bajos de pólenes de cipreses y ya ha empezado el del plátano de sombra, mientras que de gramíneas y de olivo prácticamente no hay. A partir de abril y, sobre todo, en mayo irán apareciendo en la atmósfera los pólenes de esta época como gramíneas y oláceas. Los niveles más altos que van a producir más molestias son a partir de mayo, aunque cada paciente, según sus alergias, los puede notar más o menos.
También hay que considerar otros pólenes como la salsola, que está apareciendo y podrá aparecer más a partir de mayo, con la diferencia de que este se mantiene todo el verano.
Es complicado porque lo que se recomienda es estar en interiores y estar atento para saber en qué momento te puedes poner mal. Hay que tener en cuenta la alergia a la hora de planificar viajes, porque la temporada es más precoz en el sur y más tardía en el norte. Se puede planificar qué llevar si te vas de vacaciones ahora, por ejemplo las alergias de olivo y gramíneas intensas comienzan en Andalucía antes que aquí.
Además, se recomienda usar mascarilla en exteriores y gafas de sol; evitar ventilar la casa a primera y ultima hora, que es cuando más polen puede haber; y, en la medida de lo posible, tener las ventanas cerradas y purificadores de aire.
Ahora hay más alergias, debido a múltiples factores. Son enfermedades hereditarias, así que cuantos más pacientes alérgicos hay, más descendientes. La contaminación influye, los niveles de polen en la ciudad tienen proteínas de defensa y esos pólenes producen más alergias. También influye el cambio climático, con primaveras y veranos más largos, lo que facilita más tiempo de exposición.
Asimismo, se asocian con más pólenes y con otras alergias, como las de alimentos, con lo que ha aumentado la complejidad.
Uno de los síntomas fundamentales de la alergia es que hay mucho picor, se ponen los ojos llorosos, incluso los párpados, pica la nariz, hay muchos estornudos, dolor de cabeza, malestar general, tos irritativa, fatiga, ruidos y sensación de falta de aire, es decir, rinitis, conjuntivitis y asma.
A diferencia del catarro, en la alergia predomina el picor. En el catarro también hay dolores musculares y articulares, mucho malestar general y fiebre. Si hay fiebre, no es una alergia. El covid también tiene más dolor de garganta y dolores generales.
A partir de que el paciente está diagnosticado y de que se ha confirmado que es alérgico, hay que comprobar que coincide que se pone mal cuando hay polen. Si, con el tratamiento asignado, el paciente no está adecuadamente controlado y tiene mala calidad de vida, se pondría la vacuna.
Según el órgano afectado, hay antihistamínicos orales o en colirio, o medicación tópica. Si esto no sirve, se recurre a la vacuna, que es eficaz y se emplea bastante.