Cuenta atrás para la vuelta al cole: Las familias inciden en la importancia de la educación emocional

Con el contador casi a cero para el comienzo de las clases, el próximo jueves, 8 de septiembre, las familias riojanas se preparan para la vuelta al cole y apuran los últimos rayos del verano. Será este curso 2022-2023 el de los reencuentros en normalidad, la presencialidad, las excursiones y las actividades sin mascarilla ni distancia de seguridad. Por ello,desde la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Centros Públicos de La Rioja, FAPA Rioja, su técnico Esteban García hace hincapié en la necesidad de educación emocional y en la socialización en todos los cursos, “las dos carencias que ha habido en este año por las restricciones y por la forma de relacionarnos, tanto niños, como profesores y las familias”.

“Tanto unos como otros han vivido y han perdido unas situaciones de su forma de vida y de relacionarse”, reivindica. “Estos dos años han sido muy difíciles, con gente que tenía que comer sola en el comedor, sin actividades extraescolares, con mucha separación y poca relación, han sido situaciones muy incómodas”.

Si algo positivo trajo la pandemia en el ámbito educativo fue el aprendizaje y la utilización de nuevas herramientas digitales. “Creo que tal y como está todo y cómo se ha organizado nosotros solicitamos que se mantuvieran esas formaciones, creemos que seguirá el trabajo en medios digitales, además del que se pueda realizar en clase, porque creemos que el futuro va en ese sentido, quizá presionado un poco por la pandemia, pero nos ha hecho avanzar en algo que llevábamos retraso”.

Este nuevo curso comienza, además, marcado por una inflación histórica, que se ha hecho notar en la cotidianidad de las familias, desde la cesta de la compra hasta en la luz y los carburantes. “En la Rioja tenemos suerte porque este año se han conseguido que todos los cursos, desde tercero de primaria hasta la ESO tengan los libros gratuitos”, apunta García, pues este es “el coste más grande” para las familias en el ámbito educativo. “Para los cursos que no son gratuitos porque son libros de fichas existen unas ayudas que saldrán ahora en septiembre”, añade. “Creo que la preocupación de las familias es general, al igual que la tienen por la energía, los medios de transporte y la alimentación, es una cosa más que se suma, no tenemos una situación mala en Educación, sino una situación mala en general”.

De hecho ha sido esta misma semana cuando los centros educativos han comenzado a emitir los cheques-libro dentro de este programa de gratuidad, tras el fallo de la plataforma Racima, siendo lo normal que se emitan tras finalizar el curso y conocerse el nuevo currículo educativo. “Sobre todo el problema ha sido para las librerías que han tenido que reorganizarse para que los libros estén a tiempo”, explica. “Dentro de lo que cabe es una situación menor porque los libros son un recurso más dentro de lo que tienen los profesores, tienen dossieres de trabajo hasta que vayan llegando los libros a clase”.

La preocupación central como cuenta García reside en la implantación de la nueva ley de Educación, tanto a nivel profesorado, el de las familias. “Vamos a ver cómo se van desarrollando los formatos del nuevo sistema de trabajo de las clases, es algo totalmente nuevo”, explica.

“Al representar a todas las familias tenemos todos los puntos de vista, si tuviéramos uno en común diríamos que esta ley sí que mejora lo anterior, pero estamos en la misma situación: mientras haya leyes cada poco tiempo no estamos avanzando en Educación”, reivindica.

“Mientras no haya un proceso a nivel político en el que se decida entre todos cuál tiene que ser una nueva ley, por lo menos parcialmente, apoyada por todos los grupos políticos estamos en una situación en la que nuestros hijos son moldeados y cambiados continuamente, esta ley puede ser muy buena, pero no sabemos quién ganará las próximas elecciones y si va a cambiarla, es utilizar a nuestros hijos de cobaya, creemos que debería haber un consenso generalizado a nivel político en el que se hablará con toda la comunidad educativa, se crearan unas bases educativas, aunque cada año se cambiaran ciertas cosas y, a partir de ahí, esa ley sería más fácil de asimilar para todas las familias” .