Eliany perdió a su hijo de 19 años por suicidio: “ayudar es mi forma de canalizar el dolor”

“Una noche de noviembre a los 10 días de que Amir cumpliera 19 años, sucedió”. Eliany perdió a su hijo por suicidio en 2018 sin ningún intento anterior y ningún indicio que le hiciera pensar que estaba pasando por un mal momento.

“Era mi único hijo, era mamá soltera, llegué de Bolivia hace 22 años, mi hijo era todo y de pronto no tenerlo...”. Así que los sentimientos devastadores se acumularon en la vida de Eliany: “dolor, rabia, culpabilidad. No tiene sentido ya nada”.

Poder compartir estos sentimientos, hablar, desahogarse, fue lo que salvó a esta madre. Sus amigas contactaron con el Teléfono de la Esperanza y le informaron que justo ese año se estaba formando en La Rioja la asociación Color a la Vida, de supervivientes del suicidio de un ser querido, en la que Eliany se involucró desde el principio.

“Es un tema que no puedes tratar facilmente y estar con gente que había vivido lo mismo te da más confianza de hablar abiertamente de ese dolor tan desgarrador que es la muerte de un ser querido”, explica. También agradece el apoyo psicológico de Cruz Roja que le informaron de lo ocurrido y del psicólogo que le asignó Servicios Sociales. “También en la asociación hicimos una terapia grupal que a mi me salvo la vida”.

“Ayudar a otras personas es mi forma de canalizar el dolor”. A pesar de la entereza con la que consigue hablar, admite que ayudar a otras familias que pasan por lo mismo, también remueve. “Hoy mismo en el Parlamento”, dice refieriéndose a la lectura del manifiesto del Día contra el Suicidio, “al presentarme como la mamá de Amir, hacía mucho que no me llamaban así”.

Desde Color a la Vida advierten del aumento de suicidios en adolescentes, de las patologías mentales que han aflorado con la familia y de la falta de profesiones de salud mental en la sanidad pública.

Desde allí, Eliany intenta salvar la vida a supervivientes del suicidio de seres querido al mismo tiempo que también se salva a ella. “Yo vivo por él, asñi me lo pidió en una carta. Hay que enfrentar los miedos, hablar de ello y agarrarnos a la vida porque el suicida no es que no quiera la vida, no quiere el sufrimiento”.