Cambia la forma de diagnosticar la diabetes

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La Asociación Americana de Diabetes (ADA), la Federación Internacional de Diabetes (IDF) y la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) se inclinan por una nueva prueba de diagnóstico para determinar si un paciente es diabético. El análisis de A1C, que ya cuenta con el aval del comité de expertos designado por las tres organizaciones, ha sido protagonista de una de las sesiones del congreso anual de la ADA, que se celebra estos días en Nueva Orleans (Estados Unidos).

La prueba de hemoglobina A1c es un análisis de sangre que permite medir el control de glucosa en sangre a lo largo de un periodo de unos tres meses. Cuando el nivel de azúcar en la sangre es alto, el azúcar se adhiere a la proteína de hemoglobina en los glóbulos rojos, formando hemoglobina A1c. Dado que los glóbulos rojos viven de 90 a 120 días, la hemoglobina A1c permanece en la sangre entre 90 y 120 días. Por eso la cantidad de hemoglobina A1c en la sangre es una manera de medir cuál ha sido el nivel de azúcar en la sangre durante los últimos 3 meses.

El informe del comité, que se ha dado a conocer en la edición avanzada de la revista 'Diabetes Care' en internet, puede suponer un enorme cambio en el modo de diagnosticar la enfermedad. A fecha de hoy se utilizan sobre todo otras dos pruebas: la glucosa en ayunas (FPG) y la prueba de tolerancia a la glucosa oral (OGTT).

Para llegar a sus conclusiones, el comité de expertos analizó la relación entre los niveles de glucosa a largo plazo y las complicaciones de la salud de los pacientes, a partir del cual sugirió que una medida fiable de esos niveles (como la prueba de hemoglobina A1C) puede ser mejor indicador de diabetes y debe ser la herramienta de diagnóstico de referencia.

De acuerdoc on David M. Nathan, director del Centro para la Diabetes del Hospital General de Massachusetts, “los valores de A1C varían menos que los de FPG, y la primera prueba tiene ventajas técnicas respectoa la segunda”. Además, -añade- “el diagnóstico de la diabetes con A1C es más conveniente y fácil para los pacientes, ya que no requiere llevar a cabo la prueba en ayunas ni el test de tolerancia a la glucosa oral”.

En la revisión de datos sobre la relación entre los niveles de A1C y las complicaciones de la diabetes a largo plazo, tales como la retinopatía (daños en los vasos sanguíneos de la retina, que pueden desencadenar ceguera), el comité llegó a la conclusión de que los niveles de A1C por encima de 6,5 por ciento son útiles para diagnosticar la enfermedad. Este umbral de corte, matiza el doctor Nathan, no debería considerarse una medida estricta sino más bien orientativa.

Para la identificación de personas cuyo riesgo de desarrollar diabetes es muy alto, el comité concluye que los niveles de A1C por encima del 6 por ciento es un buen indicador, aunque tienen la precaución de insistir en que ese punto no es definitorio en todos los casos.

“La alteración de la glucosa se produce en forma de proceso continuo, de forma que establecer un valor específico a partir del cual se desencadena el riesgo de diabetes es arbitrario. No obstante, en aquellas personas en las que el nivel supera el 6,5 por ciento, o está próximo a él, el riesgo es ciertamente mayor”, añadía.

La Asociación Americana de Diabetes recomienda realizar pruebas de cribado a todos los adultos con sobrepeso y factores de riesgo adicionales, tales como historia familiar de diabetes, hipertensión o niveles anormales de lípidos en sangre. Los adultos que no tienen ninguno de estos factores deberían empezar a realizarse las pruebas a partir de los 45 años.

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