Siete muertos en la manifestación de apoyo a Musavi

Rioja2

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Cerca de un millón de personas colapsaron ayer una de las calles más emblemáticas de Teherán en apoyo a Musaví, el candidato opositor a Ahmadineyad, pidiendo la repetición de unos comicios que consideran fraudulentos.

La manifestación, silenciosa y pacífica, concluyó con una serie de enfrentamientos en la plaza de Azadi, en el noroeste de la ciudad y brotes de violencia esporádicos en otros puntos de la capital. Dichos enfrentamientos han costado la vida de al menos siete personas, según ha informado la emisora de radio nacional iraní Payam: “un grupo de manifestantes quiso atacar un puesto militar y realizó numerosos actos vandálicos contra el mobiliario público en la plaza de Azadi. Desgraciadamente siete personas murieron y varias otras resultaron heridas”.

La emisora no especificó si los muertos eran seguidores de Musavi o milicianos Basij, que desde hace tres días han tomado las calles de Teherán para reprimir las protestas contra la polémica reelección del presidente iraní, Ahmadineyad.

Testigos habían explicado a Efe que al menos una persona había perdido la vida al intentar entrar en una edificio controlado por la milicia Basij en la zona de Azadi. La víctima había fallecido a causa de los disparos de grupos Basij, una milicia que no suele ir armada.

Además, varios estudiantes denunciaron a esta agencia que al menos cuatro personas habían muerto la noche anterior, durante una incursión de la Policía y los Basij en una de las residencias del campus.

Esta ola de violencia ha tenido una inmediata respuesta de preocupación por parte de Estados Unidos. “Estoy realmente preocupado por la situación de violencia que veo por televisión”, afirmó el presidente Barack Obama. “El proceso democrático, el discurso libre, la posibilidad de disidencia pacífica entre los ciudadanos [...] son una serie de valores universales que deben ser respetados”, agregó.

Obama declaró que cualquier investigación sobre las presuntas irregularidades del proceso electoral debe llevarse a cabo sin derramamiento de sangre. Por el momento, la decisión sobre la legalidad o no de las pasadas elecciones presidenciales iraníes queda en manos del Consejo de Guardianes, quien tras conocer los últimos enfrentamientos ha afirmado que resolverá la queja por fraude presentada por el líder de la oposición “en el plazo más breve posible”.

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