Nájera celebra las “Vueltas” en honor a San Pedro

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Una semana después de San Juan a los najerinos todavía les quedan ganas de más fiesta. Esta vez en honor a San Pedro, se volverán a unir en cuadrillas para dar las tradicionales “Vueltas” por última vez en este año. 'Manolé' y 'Viriato' volverán a ser los protagonistas de las letras de las canciones que, hasta bien pasadas las cinco de la tarde, recorrerán las calles de la ciudad sin descanso.

El ritual se repite: A primera hora de la mañana del 29 de junio, día de San Pedro, jóvenes y mayores se reúnen con sus cuadrillas, ataviados con pantalones cortos y camisetas desgastadas o con los ya tradicionales “petos”, todavía con la resaca de las pasadas “vueltas” de San Juan. Los sarmientos comienzan a arder y los comensales dan buena cuenta de las chuletillas y las costillas que chisporrotean en el fuego, bien regadas con zurracapote, calimocho, vino y cuantos líquidos refrescantes e inhibidores nos podamos imaginar.

Hacia las 12:30 de la mañana comienzan, tras escuchar tres sonoros golpes de bombo, las esperadas “Vueltas”.

Muchos son los orígenes que se les quieren otorgar a las Vueltas, pero ninguno claro que resuelva el misterio de tan peculiar danza. Unos cuentan que se trata de un rito en honor al Astro Rey, dando gracias por las cosechas del año. Otros apuntan al señor Prado, que las trajo de Cuba y las adaptó a la cultura y tradición de Nájera. Mientras, otros, cuentan que es una tradición que se remonta a los desfiles militares que se realizaban en honor a los soldados que “volvían” el día de San Juan de alguna victoria en las guerras carlistas.

De cualquier forma, los habitantes de Nájera saben honrar a todos sus predecesores y seguidores de una y otra versión de sus comienzos se unen en las más de cuatro horas que pasan danzando desde el Paseo de San Julián a la plaza de España de la localidad.

Amarrados de los brazos, sujetándose los unos a los otros, los más osados continúan las Vueltas serpenteando por la calle Mayor del casco antiguo al son de canciones afincadas en el haber de las fiestas, que la banda de música toca y que los participantes en las fiestas improvisan a modo de letras como “Ay Viriato, Viriato, Viriato, ay Viriato que guapito estás” o palabras dedicadas a Manolé.

Una vez desembocada la marabunta en la plaza de España, se dan las últimas vueltas del día y se acude al local de la peña Malpica a disfrutar del fresquito zurracapote casero. Cargadas las pilas y lleno el gaznate, los que todavía siguen en pie se concentran en los bares de la calle mayor donde se remojan y bañan en los líquidos con los que los camareros premian las horas que llevan a pie del cañón.

A última hora de la tarde las pilas se van agotando y volverán todos a sus casas donde las ropas inservibles terminarán en el cubo de la basura o esperarán en lo más oscuro del armario a que el próximo año San Juan reclame su servicio.

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