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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Música para el corazón

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Las páginas más entusiastas, como el aria 'Nessun Dorma' de la ópera 'Turandot' (Puccini), son las mejores para recuperarse de un ictus, según los investigadores que firman el trabajo.

La música ya se emplea con diferentes fines terapéuticos en muchos hospitales. Además de ser barata y fácil de aplicar a todos los pacientes, la música tiene efectos físicos palpables en el organismo y en el estado de ánimo de las personas enfermas, recuerdan los autores en la revista científica 'Circulation', publicación oficial de la Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés).

La música de ritmo más rápido incrementa la tasa respiratoria y cardiaca, así como la presión arterial; la música de tempo más lento hace lo contrario.

Luciano Bernardi y su equipo de la Universidad de Pavía (Italia) estudiaron las reacciones de 24 voluntarios sanos al escuchar al azar cinco piezas de música clásica.

Incluyeron una selección de la Novena Sinfonía de Beethoven, un aria de Turandot, la cantata 169 de Bach, un coro de la ópera Nabucco y otro de La Traviata (estas dos últimas, de Verdi).

Cada crescendo -un incremento gradual del volumen- era un estímulo para el cuerpo, que se traducía en un estrechamiento de los vasos sanguíneos bajo la piel, un incremento de la presión arterial y de las tasas cardiaca y respiratoria. Por el contrario, los diminuendos -descensos graduales del volumen- inducían relajación, lo cual reducía la tasa cardiaca y los valores de presión arterial.

Los autores probaron varias combinaciones de música y silencio y alternaron las piezas más enérgicas con otras lentas. Esta última estrategia, propia de la ópera, resultó ser la mejor para el sistema circulatorio en general, y para el corazón concretamente.

Las arias de verdi, en las cuales abundan las frases de 10 segundos de duración, resultaron ser las que mejor se sincronizaban con el ritmo cardiovascular normal.

Según Bernardi, “la música induce un cambio continuo, dinámico y en cierto modo predecible del sistema cardiovascular; este hallazgo contribuye a aumentar nuestra comprensión de cómo la música puede ser una herramienta de rehabilitación en Medicina”.

Este tipo de terapia se empleó por primera vez durante la Segunda Guerra Mundial, para ayudar a los heridos a recuperarse. Un portavoz de la Asociación de Ictus recuerda que “hay investigaciones previas que indican que el estado de ánimo -que puede ser influido por la música- puede guardar relación con la rehabilitación de los pacientes. ”De hecho -añade-, muchos de nuestros grupos de apoyo emplean técnicas musicales y canto para ayudar a las personas que han pasado por un ictus (infarto cerebral)“.

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