Atrapado gracias a Facebook

Agencias

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El camerunés Maxi Sopo protagonizó una cinematográfica huida de la justicia estadounidense durante meses. Lo que no podía imaginarse es que su afición a la red social Facebook le costaría la captura.

Todo comenzó hace unos meses cuando Sopo, de 26 años de edad, empezó a ganarse la vida vendiendo rosas en los locales nocturnos de la ciudad de Seattle. Al no tener demasiado éxito decidió dirigir sus esfuerzos a una actividad más lucrativa, el fraude bancario, pero pronto el FBI puso sus ojos sobre él.

Sopo, ante las investigaciones del FBI, huyó del estado de Washington y puso rumbo a México en un coche alquilado. En ese momento, los investigadores federales le perdieron la pista y solo las pesquisas del ayudante del fiscal de Estados Unidos, Michael Scoville, y las del agente servicio secreto, Seth Reeg, lograron dar con su paradero.

No fue el rastro de su tarjeta de crédito, ni su paso por las controladas aduanas lo que hizo reavivar la investigación. Reeg encontró su perfil en Facebook, al que, en un principio, no podía acceder pero que sí mostraba que Sopo lo estaba pasando en grande en su retiro forzado. En palabras de Scoville al periódico 'The Guardian', el fugitivo “estaba escribiendo entradas en Facebook sobre lo maravillosa que era la vida ahora que se lo estaba pasando en grande con sus colegas”.

Ese fue el punto de partida para el principio del fin de la aventura de Sopo. El ayudante del fiscal, revisando la lista de amistades de Sopo, se dio cuenta de que uno de sus contactos tenía una conexión con el Departamento de Justicia estadounidense y entonces el acceso a su perfil fue total ya que, en realidad, el contacto apenas conocía a Sopo o sus antecedentes y colaboró totalmente con los agentes.

El camerunés, según mostraba su perfil, se estaba divirtiendo en Cancún, pasando el día en playas de ensueño y clubes nocturnos de lujo, sin sospechar que la justicia mexicana ya estaba sobre aviso y preparaba su detención y posterior extradición a Estados Unidos.

Una de las últimas entradas que pudo escribir Maxi Sopo en su perfil, en unas nada discretas letras mayúsculas fue: “La vida es muy simple, pero los humanos la hacemos, en ocasiones, muy complicada; estoy aquí solo para divertirme”. Sopo se enfrenta ahora a una posible condena de 30 años de prisión por fraude.

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