Esto no es Falcon Crest, esto es Gran Reserva

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Llegamos a Briones y nos cruzamos con un agricultor conduciendo su tractor. Era el único vecino a la vista, así que le pedimos que nos indique dónde están grabando la serie. La vida parece transcurrir a otro ritmo. El hombre apaga el tractor y abre la puerta. “To' pa' riba'”, nos dice.

Subimos en coche esas pendientes imposibles para llegar a la plaza del pueblo y cuando nos bajamos del vehículo, nos quedamos congelados por un momento admirando las vistas que desde allí se aprecian. Las palabras y las imágenes no pueden abarcar lo que en ese lugar se siente, se respira y se observa. Un rincón mágico de nuestra tierra que ha cautivado a los productores de 'Gran Reserva'.

La Rioja, tierra de buen beber y buen yantar, ha sido el lugar elegido para rodar esta serie, que se emitirá en TVE a partir de enero y además, sin anuncios. La línea argumental gira en torno a dos familias de bodegueros riojanos: los Cortázar, que consideran el vino como un lucrativo negocio, y los Reverte, para quienes la viña y la tierra son una forma de vida.

Pese a las diferencias, ambas familias viven en un equilibrio que se rompe de forma drástica cuando alguien intenta asesinar a Miguel (Tristán Ulloa), el primogénito de los Cortázar. Aunque el joven sobrevive, pierde la memoria, y eso provoca que el mundo de unos y otros cambie para siempre.

Dos familias como protagonistas y dos maneras de entender el mundo del vino y de entender la vida, en un escenario único: la campiña riojana. Las espectaculares viñas, el rico paisaje de Briones y las inmensas bodegas de La Rioja no sólo son los escenarios de esta historia, sino un testigo de los amores imposibles, mentiras, traiciones, celos, ambición y búsqueda de un culpable.

La verdad es que es inevitable que nos recuerde a míticas series de los 80, pero sobre todo a 'Falcon Crest'. De todas las grandes producciones de la época ('Dallas', 'Santa Bárbara', 'Dinastía'), 'Falcon Crest' fue la que menos éxito tuvo en su país natal y la que más aceptación tuvo en Europa (Francia o Alemania) y principalmente en España, quizá debido a lo extendido en la península de la cultura del vino.

Sin embargo, Armando del Río no ve muchas coincidencias entre 'Falcon Crest' y 'Gran Reserva'. Lo primero, parece obvio, que esto no es California. “Pero sí son familias que hablan de ambiciones, del poder, de la tierra... y por ahí sí que podemos encontrar similitudes, pero esta es una serie que ha tocado el tema de los viñedos, de las bodegas y que se ha rodado en exteriores”.

Nos adentramos por esas callejuelas del Briones y justo cuando llegamos se estaba rodando una escena. Nos escondemos para no salir en el plano. De hecho, los límites del plano de la escena estaban ya marcados por los vecinos de la localidad riojana, que fielmente se iban moviendo por las diferentes localizaciones del pueblo.

Los niños acababan de salir del cole. Escogían un buen sitio en el poyo de algún comercio o portal, se desprendían de la mochila, sacaban el bocata y a merendar viendo a Armando del Río pasar una y otra vez. Algunos señores salían del bar, otros se quedaban y otros a lo lejos

curioseaban en la calle, no sabemos si a la búsqueda de alguna pérfida protagonista como Ángela Channing.

Tristán Ulloa nos confiesa que llevaba 10 años sin hacer nada para televisión, pero que creyó que la historia merecía la pena y, sobre todo, le atrajo el reparto. “Me apetecía que fuera un proyecto interesante y sobre todo vi que se alejaba de lo que podemos entender como un culebrón. Está cuidado el equipo técnico y artístico. Los productores son los mismos que los de 'Desaparecida' y 'Guante Blanco', dos series que no se les ha dado mucha cancha pero que tenían mucha calidad audiovisual”.

Unas señoras nos comentan que es un poco aburrido, que no les dejan ni hablar

y que para eso, casi mejor verlo ya hecho en el sofá de casa y calentitas. Quizá esperaban algo más de acción, persecuciones, tiros, pero el caso es que, claro, el rodaje no se aprecia por piezas, ya que cada escena se repite un número indeterminado de veces. Otras vecinas aseguran que están orgullosísimas de que salga su pueblo por la tele. Mientras algunos habitantes de Briones aprovechaban entre escena y escena para hacerse fotos con los protagonistas, otros hacían de figurantes subiendo y bajando la calle una y otra vez.

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