Un informe sobre la integración laboral de la mujer en Dinamarca y España desvela nuestras carencias

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El investigador Óscar García Agustín, profesor de Español en la Universidad de Aalbor (Dinamarca) y doctor en Filología por la Universidad de La Rioja, y la danesa Lise Rolandsen han realizado un estudio para la Fundación Alternativas basado en el modelo danés de flexiseguridad (que combina la flexibilidad en el mercado con la seguridad social) con el fin de obtener una serie de medidas concretas que favorezcan el acceso de las mujeres al mercado laboral y la compatibilidad de la vida familiar y profesional.

En los últimos años, el modelo de igualdad español ha avanzado considerablemente para aumentar la representación de las mujeres en el ámbito político y empresarial y para combatir la violencia machista. Sin embargo, la crisis financiera tiende a elevar las tasas de desempleo femenino, ya de por sí altas. En 2008 la media de paro femenino era de un 13% y se ha disparado en 2009 hasta alcanzar un 19,4 en agosto. Es necesario, pues, pensar medidas para que las mujeres se integren en el mercado laboral.

El estudio Flexiseguridad e igualdad de género: avanzando en las políticas de cuidado en España y Dinamarca toma como punto de partida la importancia creciente de la búsqueda de estrategias laborales comunes en la Unión Europea. Se compara la situación de las mujeres en los mercados de trabajo en Dinamarca y España. El caso danés es considerado para obtener un conjunto de buenas prácticas, que pueden servir de inspiración para reformar el sistema laboral en España.

El informe ha sido elaborado por dos investigadores de la Universidad de Aalborg (Dinamarca) Lise Rolandsen y Óscar García Agustín –este último, doctor en Filología por la Universidad de La Rioja- para la Fundación Alternativas. El objetivo es fomentar el debate sobre el modelo social y laboral español e integrar mejor a las mujeres mediante horarios flexibles y políticas de cuidados.

FLEXISEGURIDAD E IGUALDAD EN EL MERCADO LABORAL

El modelo danés, denominado flexiseguridad, es conocido por combinar la flexibilidad y la competitividad en el mercado laboral con un generoso sistema de prestaciones sociales.

La flexiseguridad no debe interpretarse únicamente como una herramienta para flexibilidad en el mercado de trabajo, sino que debe ir acompañado por políticas sociales destinadas a compensar la creciente incertidumbre laboral. La mayor seguridad es parte fundamental del modelo del Estado de bienestar danés. La elevada política fiscal permite, por ejemplo, que las subvenciones por desempleo duran cuatro años y cubren el 90 % del salario. Asimismo, en caso de agotar esta prestación, existe una asistencia universal de aproximadamente 1.200 euros mensuales para quienes carezcan de cualquier tipo de ingreso.

La igualdad de género debe ser también parte del modelo de flexiseguridad, que ha demostrado ser eficaz para la integración satisfactoria de las mujeres en el mercado laboral. Los investigadores consideran que se debe facilitar la integración a tiempo completo y la igualdad de condiciones de las mujeres, incluyendo políticas de cuidado y un uso más flexible del tiempo.

ESTRATEGIAS DE FLEXIBILIDAD Y POLÍTICAS DE CUIDADO

En este sentido, añaden que «es necesaria una estrategia integral que combine la flexibilidad en el mercado laboral, la seguridad social y la necesidad de cobertura del cuidado de niños para fomentar la igualdad de género en el mercado laboral. Las medidas para conseguir la reconciliación de la vida laboral y familiar deberían centrarse no sólo en el derecho de la madre a trabajar sino también en el derecho de la mujer a disponer de su propio tiempo y de autonomía económica. Asimismo, son fundamentales las campañas y las medidas para incluir la responsabilidad del padre en relación con el cuidado y con los permisos de paternidad. La mejora del sistema de cuidado debería permitir conciliar la vida laboral y familiar de las parejas».

En el ámbito laboral, consideran que se debe aumentar la seguridad en el trabajo y las oportunidades de formación continua. De este modo, se incrementarían la igualdad de género, la seguridad de los trabajadores (con períodos más breves de desempleo y una mayor cobertura) y la flexibilidad de las empresas para adaptarse a los cambios en el mercado (que podría contratar a una mano de obra cada más cualificada acorde a los cambios en el mercado).

PERMISOS DE PATERNIDAD

En cuanto a las bajas de paternidad consideran que debería ser un derecho de los padres para participar en el cuidado y en la educación de sus hijos. La financiación de la maternidad y la paternidad deberían repartirse entre empresas e instituciones ya que el coste no debe ser excesivo para los empleadores. Además hay que considerar que en Dinamarca los padres reciben un cheque-bebé de 550 euros trimestrales por cada niño entre 0 y 2 años; la cuantía se va reduciendo gradualmente hasta los 17 años.

ESQUEMAS DE CUIDADO UNIVERSAL

Finalmente consideran que se deben extender los sistemas de cuidado, financiados, en parte, por ayuntamientos y Comunidades Autónomas, que, a su vez, se aplicarían el marco general establecido en el nivel estatal: «Siguiendo este esquema –afirman-, sería recomendable promover el sistema de cuidado por el cual los cuidadores cuiden a un número reducido de niños en sus propias casas. Este modelo ha sido económicamente exitoso y ha cubierto el cuidado diario de niños entre 0 y 2 años en Dinamarca.

Además de las ventajas económicas, es útil para regular y asegurar la calidad del cuidado. Las guarderías serían compatibles con cuidadores profesionales que trabajarían desde sus propias casas; para promover este modelo, es necesario incentivar la formación (pública) de los cuidadores y su contratación municipal».

El sistema contribuiría igualmente a la creación de trabajos y serviría para frenar la tendencia en España, por parte de guarderías, a ejercer el cuidado sin ningún tipo de regulación ni de la calidad ni de los lugares en los que se realiza el servicio. Por otra parte, serviría para regular la situación irregular de inmigrantes que trabajan en este campo.

Por último, concluye, «sería altamente recomendable que los cuidadores fueran formados para atender a las necesidades pedagógicas de los niños y que las instituciones de cuidado se adaptaran a la flexibilidad del mercado laboral y ofrecieran horarios de apertura más flexibles».

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