Los derechos humanos en Haití, en peligro

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El Consejo de Derechos Humanos de la ONU celebrará una sesión especial sobre el proceso de la recuperación en Haití el próximo miércoles. La reunión, solicitada por Brasil, tiene como objetivo evaluar desde el punto de vista de derechos humanos los esfuerzos de recuperación en el país, devastado por un terremoto el pasado 12 de enero.

Más de la mitad de los 47 miembros del órgano apoyan la solicitud brasileña, entre los que se encuentran Argentina, Bolivia, Chile, Cuba, México, Uruguay y Estados Unidos.

El terremoto ha provocado que más de 235.000 haitianos han abandonado Puerto Príncipe gracias al servicio de transporte gratuito que implementó el Gobierno, informó hoy la Oficina de la ONU para la Coordinación de Ayuda Humanitaria [OCHA]. El organismo indicó que el ritmo del éxodo ha ido aumentando con los días. Las personas se dirigen principalmente hacia zonas rurales y pueblos localizados al norte y al este de la ciudad, y en estos momentos hay unas 800.000 personas se encuentran en la capital albergadas en campamentos.

Por otra parte, los niños haitianos que han quedado huérfanos o están separados de sus padres a causa del terremoto corren un riesgo cada vez mayor de ser víctimas de las redes de traficantes o de adopciones ilegales, según declaraciones del Gobierno y las organizaciones de ayuda humanitaria.

Los traficantes podrían tratar de aprovecharse del caos y de la inestabilidad social generados por el seísmo para llevarse a niños indefensos fuera de Haití, por aire o a través de la frontera terrestre con República Dominicana.

Por ello, una unidad de la Policía encargada de proteger a los menores ha enviado agentes a la frontera, pero las autoridades dicen que, al igual que todas las instituciones haitianas, ha resultado gravemente afectada por el terremoto, que ha causado la muerte de al menos 150.000 personas.

Las autoridades también temen que algunas ONG hayan sacado del país a menores para llevarlos con familias de adopción antes de que se hayan agotado los esfuerzos para encontrar a sus padres. Por este motivo, el Gobierno haitiano interrumpió la semana pasada este tipo de adopciones.

“No hay duda de que ONG o instituciones de cualquier tipo pueden sacar a los niños de las calles [para que los adopten] y decir que son huérfanos”, dijo el primer ministro, Jean-Max Bellerive, al manifestar su temor de que esto esté ocurriendo.

No hay estimaciones fiables sobre el número de niños perdidos y sin padres

que están en situación de riesgo en Puerto Príncipe, pero es habitual ver en las calles de la capital a niños sin hogar arreglándoselas solos.

Hasta ahora se ha registrado a unos 700 niños que perdieron el contacto con sus padres durante el terremoto y se les ha trasladado a campamentos mientras se trata de reunir a las familias separadas, explicó Page. Un dato que permite hacerse una idea de la magnitud del problema es que una ONG que ayuda a niños en el barrio Delmar 31 de la capital haitiana afirma haber identificado a 3.000 niños que considera que se encuentran en peligro.

Algunos menores se unieron la semana pasada a las bandas de saqueadores y se han dedicado a entrar en tiendas del principal distrito comercial de Puerto Príncipe en busca de alimentos y productos que vender, dijo el presidente de la Organización para un Mejor Futuro para los Niños, Alveus Prospère. De otros muchos se han hecho cargo familiares o vecinos que ahora viven en campamentos improvisados donde la comida escasea, añadió.

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