La Defensora del Pueblo Riojano prefiere no pronunciarse ante el caso Cristina

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El periódico El País publicaba el pasado fin de semana la historia de Cristina, una joven logroñesa de 19 años que sufrió acoso escolar desde pequeña y que todavía hoy sigue conviviendo con los fantasmas del pasado. Indefensa ante las vejaciones que estaba sufriendo, acudió a la Defensora del Pueblo Riojano a pedir amparo. Poco después descubrió que su historial circulaba en Internet, desvelando sus datos personales. Ahora, Cristina recurre un auto que ha dado la razón a la Institución.

Según la publicación del citado periódico, Cristina comenzó a sufrir acoso escolar a los 11 años. Un tiempo después, Cristina descubrió que su cociente intelectual superaba la media, era una superdotada. Pese a esto, tuvo que acomodarse al ritmo normal de su curso aunque su madre luchó para que la ascendiesen a clases superiores.

En 2005 Cristina se matriculó en el IES Sagasta, donde coincidió con varios compañeros del colegio donde comenzó su calvario y de nuevo volvieron las amenazas, con cartas anónimas y pintadas en el baño. En aquel momento se investigó lo ocurrido, aunque no se consiguió averiguar quién había sido el culpable.

Cristina acudió entonces a la Defensora del Pueblo Riojano, María Bueyo, a la que pidió amparo frente al acoso escolar. Según lo publicado en El País, alguien del departamento de la Defensora publicó en la página web la resolución sobre Cristina, sustituyendo su nombre por XX o YY, en todas las ocasiones menos en una, donde dejaron los apellidos completos, al igual que los centros donde la menor había estudiado y que se encontraba en tratamiento psiquiátrico.

Los alumnos de su siguiente instituto se enteraron vía Internet de la historia de Cristina. Además, al terminar el Bachillerato, Cristina fue elegida entre los 200 expedientes más brillantes de España para recibir una importante beca. Sin embargo, el director del programa decidió que no se la podían dar ya que habían descubierto que habían necesitado ayuda psiquiátrica.

Investigando en Internet, Cristina descubrió que su historia circulaba por la red. La joven presentó una querella contra la Defensora, cuya resolución daba la razón a la “institución”, y el caso fue archivado el pasado marzo por, tal como publica El País, “la ausencia de dolo” de la institución, es decir no tener intención de hacer daño, compartiendo los criterios del fiscal y acordando “el sobreseimiento libre de las actuaciones”.

Desde la Oficina de la Defensora del Pueblo Riojano se informa de que “por el momento, tratándose de un tema delicado y sensible, y pendiente aún de resolución judicial firme, pues el auto ha sido recurrido por la otra parte, la Institución no va a pronunciarse”.

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