Nuevas protestas contra Bakiyev

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La inestabilidad política en Kirguistán sigue teniendo en vilo a la población del país y a gran parte de la comunidad internacional. La incertidumbre ante el futuro del antiguo presidente ha provocado una nueva reacción en su contra.

Este jueves cerca de 2.000 de personas se manifestaron contra Kurmanbek Bakiyev, en la ciudad de Osh, donde huyó el mandatario tras el triunfo de una revuelta política en la capital, Bishkek, y que es el bastión donde se le ha visto en sus últimos días junto a cientos de seguidores.

Un redactor de Reuters afirmó haber visto a más de 2.000 militantes contrarios a Bayikev chillando consignas y portando pancartas donde se podían leer mensajes como “No queremos que haya sangre”. Este grupo estaría esperando el paso de la caravana del mandatario depuesto, que se espera pase por allí.

Bakiyev se trasladó en avión hasta Osh el pasado día 7 de abril,

después de que un enfrentamiento en la capital entre la Policía y opositores se saldara con la muerte de al menos 84 personas.

Desde entonces el ex presidente se ha negado a abandonar el país, tal como le pide el Gobierno provisional, aunque en los últimos días ha insinuado que podría abandonar Kirguistán a condición de que el nuevo Ejecutivo le dé garantías de seguridad.

Desde la vecina Rusia,

el primer ministro, Vladimir Putin, parece querer mediar entre las partes en conflicto y ha mantenido una conversación telefónica con el depuesto presidente Bakiyev, según informó la agencia rusa Interfax.

“A última hora de la noche del miércoles, y a iniciativa del presidente Kurmanbek Bakiyev, hubo una conversación telefónica con el primer ministro Vladimir Putin”

, indicó Interfax citando al servicio de prensa del dirigente ruso y sin dar detalles sobre el contenido de la conversación.

Por su parte, el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, ha apelado a las partes del conflicto en Kirguistán a resolver sus diferencias de manera pacífica y acorde con las bases de su Constitución.

En un comunicado, Ban Ki-moon expresó preocupación por el impasse constitucional y las amenazas de uso de la fuerza. Asimismo, instó a las partes a evitar una mayor escalada de tensión y la desestabilización del país.

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