Sangre y verdad sobre Afganistán

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El escándalo que ha surgido en Estados Unidos alrededor de la filtración de documentación del Ejército en la página Web Wikileaks sigue aumentando con las últimas declaraciones de altos mandos militares.

El jefe del Estado Mayor Conjunto del Ejército de Estados Unidos, el almirante Mike Mullen, ha afirmado que Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, “tiene las manos manchadas de sangre” de soldados estadounidenses y de familias afganas a los que podría haberles costado la vida la difusión de sus filtraciones.

“Assange puede decir lo que quiere acerca del bien que él y su fuente creen que están haciendo. Pero lo cierto es que en este momento ya podrían tener las manos manchadas de la sangre de algún joven soldado o de una familia afgana”, afirmó Mullen en una entrevista concedida a la cadena CNN.

El pasado domingo dicha página Web publicó unos 92.000 documentos clasificados sobre la guerra de Afganistán que dibujaba un panorama bélico mucho más oscuro de lo que se creía y daba cuenta de cosas como la ayuda de la Inteligencia paquistaní a los talibán o la existencia de escuadrones de la muerte en el seno del Ejército estadounidense encargados de ejecutar cabecillas insurgentes.

Pese a que Assange no ha revelado la fuerte de la filtración de información, todas las sospechas se posan en un joven oficial del Ejército, Bradley Manning, que ya se encuentra bajo custodia de la Policía Militar.

“Las consecuencias de estas revelaciones en el campo de batalla son potencialmente [...] peligrosas para nuestras tropas, nuestros aliados y las fuerzas afganas, y podrían dañar seriamente nuestras relaciones y reputación en una región del mundo crucial”, afirmó esta semana el secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates.

Gates destacó que su mayor preocupación era que los afganos y otros aliados no confiaran más en Estados Unidos para mantener sus secretos a salvo.

“Es impresionante cuánto importa la confianza”, dijo Gates en una rueda de prensa. “Tenemos una labor de reparación considerable por hacer”, agregó.

Los documentos militares secretos publicados por Wikileaks el domingo incluían las identidades de algunos afganos que entregaron información a las fuerzas estadounidenses.

No se arrepiente

Por su parte, el hacker californiano que condujo a las autoridades estadounidenses hasta Bradley Manning, el militar encarcelado por ser el presunto autor de la filtración de los documentos, afirma que no se arrepiente de lo que hizo

“Acudí a las autoridades porque me parecía incomprensible que alguien pudiera filtrar una cantidad tan enorme de información sin poner en peligro vidas humanas”, afirmó Adrian Lamo, de 29 años, un pirata informático que supo de la supuesta intención de Branning de llevar a cabo esta filtración tras leer unos comentarios de éste en Internet.

“Si hubiera hecho lo cómodo, me hubiera dedicado a quedarme sentado y hubiera arriesgado la seguridad nacional me hubiera convertido en el peor de los cobardes”, añadió Lamo en declaraciones a CNN.

Lamo sospecha que Branning, que en la actualidad está en una cárcel militar en Kuwait, no actuó solo a la hora de filtrar sus documentos a WikiLeaks.

“Hasta donde sé [Manning] administraba la base de datos en solitario pero obtenía apoyo técnico por parte de otra persona”,

afirma Lamo, que cumplió pena de cárcel en 2004 por introducirse en los sistemas informáticos de The New York Times, Microsoft y Lexis-Nexis con la única intención, según él, de desvelar a tales empresas fallas en su seguridad informática.

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