Un año y medio de lucha contra los efectos de la vacuna del papiloma humano

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Zuriñe es una joven logroñesa que desde hace casi dos años está sufriendo unos extraños síntomas que le han cambiado la vida. Quince días después de ser vacunada contra el virus del papiloma humano , Zuriñe comenzó a sentir que las piernas le pesaban, le temblaban, que se cansaba muy fácilmente e, incluso, que tenía problemas para caminar.

Acudió al hospital San Pedro, donde afirmaron que las pruebas no mostraban que tuviese nada físico, derivando su caso a salud mental, “allí nos dicen que la niña está bien, que no le ven ningún problema psicológico”, asegura la madre de la niña, Mamen Jiménez, “nos dejan en estudio por temblores inespecíficos en las piernas”.

“Cuando me dijeron la primera vez que era psicológico, no sabía nada de la vacuna, y he estado un año sin saber nada del tema de la vacuna hasta que en una revista de salud vi una entrevista en la que ponían los síntomas, que tenía mi hija. Cuando miré lo de las vacunas descubrí que era Gardasil también y que mi hija había sido ingresada 15 días después de la última vacuna. Eso es bastante significativo”, afirma esta madre. Mamen se puso en contacto con la Asociación de Afectadas por la Vacuna del Papiloma , donde encontró más casos como el de Zuriñe, a las que han derivado también a consultas de psicología y psiquiatría. “En psicología me dicen que mi hija no tiene nada. Yo estuve yendo un año a salud mental y mi hija no mejoraba los síntomas, luego no tiene que ser eso”.

Al no encontrar síntomas físicos, los médicos achacan sus temblores a una enfermedad psiquíatrica, trastorno de conversión , sin embargo en una operación de apéndice, el médico que la estaba interviniendo se percató de que mientras Zuriñe permanecía anestesiada, su pierna derecha no dejaba de temblar, lo que supone un problema neurológico y no psiquiátrico, sin embargo la sintomatología no corresponde a ninguna enfermedad.

Antes de ponerle la vacuna, la madre de Zuriñe recibió una breve y escasa información sobre los síntomas que su pequeña podía padecer, “cuando la fueron a vacunar nos dieron una información en la que ponía que los efectos adversos eran solamente fiebre y dolor local”, sin embargo, Mamen investigó en el prospecto del Gardasil en Estados Unidos, donde sí se reconoce que esta vacuna puede conllevar posibles convulsiones. Zuriñe no presenta estos síntomas, sin embargo las piernas le tiemblan, le pesan, se agota con facilidad y por ello ha tenido que dejar de practicar su deporte favorito: el fútbol. “Cada dos o tres meses le dan brotes, que se le están agudizando con vértigos y visión borrosa, y la tenemos que ingresar. Llevamos año y medio de idas y venidas al Hospital. Cada vez que llegamos al San Pedro nos dicen ”ya sabes que lo de tu hija está en estudio“, y en estudio lleva un año y medio. A veces la niña va en silla de ruedas y se vuelve a ir con las muletas a casa, sin poder andar. Está en casa diez días y luego se le pasa. Pero es que últimamente se le ha complicado con problemas ginecológicos que son también efectos adversos de la vacuna”, afirma Mamen Jiménez.

Pese a estar en estudio, Mamen asegura que desde hace año y medio no se le han repetido los análisis ni las pruebas a su hija para confirmar o comprobar si ha variado algo desde entonces, “hace un año y medio que le hicieron la analítica, y entonces le salió positivo en plomo y aluminio en sangre, tiene el mínimo, está dentro de los valores normales, pero tiene, por eso sigo luchando porque se las vuelvan a repetir”.

“La semana que viene hacemos una analítica en Alemania de pelo y orina para confirmar que tiene metales en la sangre. Pero esa analítica la tenemos que pagar nosotros, es privada. Hay niñas que han mejorado después de conocer los resultados porque están llevando un proceso de desintoxicación a base de alimentación sin gluten, sin lactosa. Además, el neurólogo les está dando medicación. Este neurólogo, en concreto, el jefe de neurología de toda España, Jerónimo Sancho, está tratando ya a cuatro o cinco niñas. No saben lo que tienen, saben que hay algo, creen que es de la vacuna pero no se pueden mojar”, afirma Mamen Jiménez.

La madre de Zuriñe cree que su hija no es la única niña que padece esta enfermedad en La Rioja y afirma que su intención es que esas madres e hijas que están sufriendo esta misma situación, luchen porque se siga investigando y porque no se deriven los casos a psicólogos o psiquiatras que poco pueden hacer ante esta nueva enfermedad, surgida, supuestamente, a raíz de la vacuna del papiloma humano y que debería estar en investigación. “La Asociación pide que se estudie, que analicen esa vacuna y que estudien el por qué a estas niñas les está pasando esto. Es una enfermedad nueva, una sintomatología nueva y hasta que no haya un pico de notificaciones, Sanidad no va a mandar una carta y va a decir que es de la vacuna del papiloma”, sentencia Mamen.

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