El día de todos los santos del cementerio
El silencio que impera entre las más de 3.000 tumbas que alberga el cementerio municipal de Logroño se rompe desde primera hora de la mañana. Y eso que el trasiego de idas y venidas lleva sonando desde hace un par de días. Los tres hermanos fosores que cuidan desde hace años las tumbas del cementerio de Logroño ven por estos días interrumpida su labor diaria. Una labor sencilla y silenciosa pero realmente valiosa. Los días posteriores al 1 de noviembre siempre pasa, están acostumbrados.
El Día de Todos los Santos, una festividad de tradición católica que trata de honrar a todos los fallecidos que no tienen un santo asignado. Pero es, además, una fecha importante para las familias que visitan las tumbas donde descansan sus seres queridos.
Muchas de esas familias llevan flores como señal de recuerdo a sus fallecidos. Tal vez, durante meses, se olvidan de ellos y es por esto que la labor de los hermanos fosores es tan importante. Ellos se encargan de cuidar y asear las tumbas que ya no reciben visitas. El de Logroño es uno de los pocos cementerios en los que todavía residen. Reacios a hablar con la prensa, estos monjes han elegido el cuidado de los muertos como camino para acercase a Dios. Para muchos, es incomprensible. Residen dentro del propio camposanto y llevan una vida sencilla y recogida. Poco se sabe más de estos 3 monjes que todavía residen en Logroño.
La jornada de hoy en el cementerio de la capital riojana estará marcada, a parte de la afluencia de gente, por una misa que oficiará el propio obispo de Calahorra, Don Juan José Omella y a la que asistirán miembros del Ayuntamiento de Logroño como el propio concejal de Servicios a la Comunidad, José Luis Prado.
El Ayuntamiento en colaboración con la Policía Local también velará para que se produzcan los mínimos problemas de tráfico en los accesos del cementerio.
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