Abre en Logroño la primera 'Pop Up Store', una “tienda efímera” para estas navidades

Europa Press

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La novedosa tienda de complementos 'La Margarita Lila', ha llegado a Logroño por Navidad, pero para quedarse sólo durante estas fechas, y trae desde su nacimiento la pasada semana una tendencia llamada 'pop up', desconocida hasta ahora en la capital riojana y cada vez más extendida en España y extranjero.

La tienda, ubicada en pleno centro de Logroño, en la calle Bretón de los Herreros, responde a las llamadas 'tiendas que nacen para morir', es decir, que desde su nacimiento ya cuentan con fecha de caducidad.

El concepto pup-up store se basa en una instalación temporal (unos días o unas semanas) que irrumpe en pleno centro neurálgico de la ciudad elegida y juega con el factor sorpresa para alimentar la curiosidad del consumidor e incitarle a la compra.

Con este espíritu innovador y en un tiempo récord de montaje de tres días, 'La Margarita Lila' abrió sus puertas la semana pasada y en menos de veinte días las cerrará de nuevo. “Es un reto más que nos hemos marcado y con el que pretendemos acercarnos al consumidor para definir nuestros diseños”, apuntan las creadoras de 'La Margarita Lila', Susana González Pendás y Helena Sánchez -Monge . En el establecimiento se pueden encontrar, sobre todo, diseños inspirados en la uva y el vino de la firma riojana Vaduva junto con bolsos, ropa y otros complementos.

“Encontramos un local acorde a lo que estábamos buscando: céntrico, pequeño y con grandes escaparates en los que podíamos desarrollar el concepto de 'pop up store' y plasmar toda nuestra creatividad”. De esta manera, no sólo el consumidor final sino también nuestros principales clientes -bodegas y enotiendas - podían de un sólo vistazo captar la esencia todas nuestras creaciones“, argumentan las diseñadoras.

González Pendás y Sánchez -Monge descubrieron la existencia de este tipo de establecimiento tras un viaje a Nueva York, y decidieron importar a Logroño esta tendencia que viene realizándose en varias capitales del mundo y que permite al cliente sumergirse en el universo de la marca, tomar el pulso al mercado y testear nuevos conceptos. En España el fenómeno resulta bastante difuso. En ocasiones se ha utilizado como señuelo para liquidar el stock de temporadas pasadas. La modalidad rastrillo está también bastante extendida. Existen empresas como PupStore Spain que se ha propuesto traer esta tendencia al mercado español organizando eventos de este tipo.

MARKETING DE GUERRILLA

Lo que resulta incontestable que la comunicación es un valor en alza en este tipo de estrategias comerciales. Ya podemos hablar sin ir más lejos de marketing de guerrilla. La fórmula del éxito para todos ellos: huir de los circuitos convencionales y potenciar el factor sorpresa para alimentar la curiosidad de los consumidores.

La puesta en escena es el ingrediente principal. El lugar puede ser un barco, un autobús, un cubo de metacrilato que pasee por puntos estratégicos de la ciudad o hasta un contenedor. Cuanto más sorprendente y original mejor. Tras el asedio de los voraces compradores, se desmontan en pocos días como simples tiendas de campaña.

Con este tipo de inicativas se persigue implantar un mayor reconocimiento de una marca. En eso consiste una tienda pop-up, en instalaciones que aparecen y desaparecen, cuyo principal objetivo no son las ventas, sino la promoción o branding de un determinado producto o marca. Esta tendencia entre marketing de guerrilla y espontaneidad planificada ya ha dado sus frutos en varias capitales del mundo con instalaciones a plena calle.

Aprovechar espacios desocupados o móviles para dar un escaparate a la esencia de una marca, crear emociones, impactar y sorprender es el objetivo principal de la pop-up store, ello sumado a el carácter efímero y exclusivo de estos fugaces espacios de venta constituye un anzuelo irresistible para los ávidos consumidores exclusivos.

Esta tendencia está inspirada en los happenings de los años 50, aquellos eventos en los cuales los artistas involucraban a los espectadores, aprovechan espacios desocupados o móviles para comunicar la esencia de las marcas, crear emociones e impactar a los clientes, ya que con el pop-up store no sólo se pretende vender un producto sino experiencias y momentos exclusivos.

La cadena de grandes almacenes Target fue una de las pioneras en Estados Unidos. En septiembre de 2003 hizo su primera apuesta en firme por el pop up con dos reclamos de peso: el neoyorquino Rockefeller Center y las últimas creaciones del modisto Isaac Mizrahi. Un gran saldo con todo el merchandising navideño a bordo de un peculiar barco a las orillas del río Hudson y otra tienda de guerrilla, en Times Square, confirmaron a Target como el más fiel de los discípulos de esta nueva fórmula de hacer negocio.

La tendencia, sin embargo, ha ido derivando hacia fórmulas más exclusivas donde la puesta en escena es un ingrediente indispensable. Música, cultura y arte a disposición de una iniciativa que busca la vanguardia en cada rincón de su estrategia comercial. Resulta tan importante el producto como la forma de venderlo y comunicarlo.

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