Los dos lados de la vía del tren en Logroño

Rioja2

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La zona de Lobete y el barrio de Cascajos tienen algo en común, viven separados por las obras del soterramiento. Cada uno a su manera. Dicen los de Lobete que los que están padeciendo el ruido y el los problemas con el tráfico son los de Cascajos, dicen los de Cascajos que los que están padeciendo la suciedad de las obras son los de Lobete. Y ambos ven un futuro próspero cuando las obras finalicen.

En el lado Sur de las vías nos abren las puertas de la Asociación de vecinos de Cascajos, Paco Arriscado, Socorro Ibáñez y Carmen Bañares. Esta pequeña comunidad lleva desde 1997 coordinando tareas, en la actualidad de 450 socios, dentro de un barrio de 2.000 habitantes. Las actividades se centran en talleres de manualidades, gimnasia, yoga o pilates. Además todos los años celebran en el mes de julio la fiesta de Santo Tomás en la que denominan 'plaza del pueblo', el Parque de Rosalía de Castro. Y en Navidad preparan actividades infantiles en el Polideportivo de colegio Gonzalo de Berceo.

Al el lado Norte de las vías del tren nos espera a las puertas de la Asociación de vecinos de Lobete, su presidente Carlos Martínez. Un vecino más, pero tal vez de los más participativos, que lleva 36 años viviendo en esta zona de Logroño y veinte siendo la cabeza visible de la asociación. Dirige a 470 socios en una zona en la que viven 6.000 habitantes. Desde la sede organizan talleres de pintura, ganchillo, corte y confección, vainicas, almazuelas, bailes de salón, sevillanas o relajación. Y celebran todos los años la Noche de San Juan, una festividad que celebra la llegada del solsticio de verano con una hoguera en la Plaza de los Tilos.

LOS VECINOS DE CASCAJOS

Dicen que el barrio de Cascajos ha cambiado mucho en estos últimos 14 años, un desarrollo de la zona vinculado, en gran medida, al soterramiento. A mediados de los noventa todos los que invirtieron en el barrio tenían la esperanza y los ojos puestos en el año 2000, el año en el que -decían- acabaría la gran obra. Las promociones de viviendas arrancaron entonces. Hoy no quedan pisos por 12 millones de las antiguas pesetas, recuerdan, ahora hay urbanizaciones que oscilan hasta 75 millones de las de antes. Aunque todavía quedan parcelas vacías en el barrio, la gran mayoría están ocupadas por pisos de nueva construcción.

El territorio que ocupa Cascajos pasó de ser una zona de huertas, en donde expropiaron a muchos vecinos, a una zona industrial. Empresas como la Estambrera, El Avión, Ramondín, Bodegas y bebidas o el concesionario de Mercedes tuvieron durante años sus sedes en la zona. Hoy todavía quedan pequeñas empresas o almacenes, pero la gran mayorías se han ido a polígonos como el de La Portalada II, y han dejado sitio a la zona residencial.

Hoy en el barrio proliferan bares, cajas de ahorros, pequeños comercios... aunque con la crisis, alertan desde la asociación, algunos han tenido que cerrar. Los carteles de 'Se vende' o 'Alquila' conviven con una población en su mayoría compuesta por parejas jóvenes con niños. El alquiler, advierten también, está por encima de los 450 euros al mes, mientras la media en Logroño es de 380€. Es un barrio muy completo, con todo tipo de dotaciones como el Centro de Salud Cascajos, Centro de Educación y Primaria Gonzalo de Berceo, que acaban de ampliar, la ludoteca municipal La Comba o guarderías.

En punto negativo, reclaman los vecinos, son los accesos que por las obras han quedado limitados a la calle Piqueras y Poeta Prudencio, piden una salida por Lope de Vega, pero no llega. También solicitan más presencia policial en zonas donde prolifera el 'botellón' durante el fin de semana, como la zona del futbito. Están bien comunicados con la Línea 3 del autobús urbano y lamentan perder, cuanto acaben las obras, uno de sus bienes más preciados: la tranquilidad. Ahora están a la espera de saber la ubicación final de la subestación eléctrica, y en general todos los vecinos esperan un futuro prometedor.

LOS VECINOS DE LOBETE

El lado Sur de estas vías hace años que dejó de estar considerado como un barrio a las afueras de Logroño para considerarse una de los más integrados en la ciudad. La zona tuvo su máximo auge en los años setenta, y a día de hoy es una de las zonas más pobladas. Limitado por la avenida que le pone nombre, sus otras fronteras naturales son avenida de la Paz, la zona del antigüo Hospital San Millán y avenida de Colón. De esta manera comprende importantes vías de la ciudad como Jorge Vigón y Duquesa de la Victoria. Las más afectadas, para bien, por el soterramiento son avenida de Lobete, Eliseo Pinedo o Marqués de la Ensenada. Las mismas que disfrutarán en primera línea del importante cambio que va a sufrir la zona.

La mayoría de los vecinos de la zona son mayores, aseguran desde la asociación, razón por la cual -entienden- escasean los carteles de 'Se vende' o 'Alquila'. Tal vez no ayude el elevado precio de los locales comerciales y las viviendas, pueden pedir por éstas alquileres de hasta 900 euros al mes. Sin duda es un barrio cómodo para vivir, resalta por su ubicación, a diez minutos de El Espolón, destaca Martínez. Zonas verdes en un radio muy reducido como el Parque del Carmen, Chiribitas o la Plaza del Tilos y Joaquín Elizalde. También cuentan con importantes dotaciones deportivas como el Polideportivo Lobete, con la pista de patinaje, y la sede de Logroño Deporte. Y ahora están a la espera de la construcción del Complejo de Salud San Millán, cuentan también con el Centro de Alta Resolución de Procesos Asistenciales (CARPA). Y los más jóvenes pueden estudiar en el Instituto Hermanos D'Elhuyar o el Centro de Educación Infantil y Primaria Bretón de Los Herreros, y los mayores en el Centro de Educación Plus Ultra y la Escuela de Idiomas.

Tampoco se quejan cuando hablamos de accesos y nexos de unión con los barrios de La Estrella, Cascajos y Los Lirios. Además en los últimos años han aflorado diferentes aparcamientos en la zona, para la comodidad de los vecinos, ahora esperan el paso a propiedad de parking de Jorge Vigón. Una de las peticiones que hacen desde la asociación, vinculado con la avanzada edad de muchos vecinos, tiene que ver con el transporte urbano. Solicitan nuevas paradas de autobús en la Línea 4, que es la que atraviesa la zona, puesto que muchos vecinos tienen que desplazarse andando hasta la parada del Labrador o la del Consejo Regulador para subir hasta el Hospital San Pedro.

Una petición histórica como el barrio, es la demanda vecinal de hace 10 años para remodelar la Plaza de los Tilos. El objetivo es que se arregle el suelo y la gárgola para que, como antaño, la banda municipal invada con su ritmo toda la zona los domingos, una actividad muy demandada entre los vecinos. El Lobete, tal vez por la disposición de las viviendas, muchas de ellas en forma de torreones, escasean los comercios. Saben que esto puede cambiar cuando llegue el soterramiento, y ganarán en servicios y calidad de vida, como han hecho recientemente con el nuevo alumbrado de la zona de Eliseo Pinedo.

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