Frenar a la reina Rania de Jordania

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Tal como ocurriera en el caso tunecino, con las directas acusaciones de saqueo a la esposa del presidente Ben Ali, la reina de Jordania, Rania, es cuestionada al influir en la política desarrollada por su marido Abdalah II. Esta injerencia sería tal que unos 36 miembros de los principales grupos étnicos jordanos han instado al rey a emprender una serie de reformas democráticas para el papel de su consorte en la política nacional.

Además, han advertido a Abdalah II que en el caso de que sus demandas no sean atendidas, impulsarán movilizaciones similares a las vividas recientemente en Túnez y en Egipto.

En un comunicado divulgado por el portal Ammon News y recogido por la cadena estadounidense CNN, los líderes acusan a la consorte de “despilfarrar el dinero público para pulir su imagen personal”. “Ella, sus aduladores y los poderes que se concentran a su alrededor están robando el dinero del país y de la población”, recoge el texto.

Así, consideran que Rania ha actuado de la misma forma que Laila Trabelsi, la mujer de Ben Ali, y Suzanne Mubarak, esposa del mandatario egipcio, Hosni Mubarak, a quienes la población acusa de enriquecerse a costa de los fondos públicos y de las donaciones extranjeras a sus países.

“Ellas han sido las catalizadoras de los movimientos populares en sus países. Pero lo que está pasando en Jordania es aún peor”, aseveran los firmantes del documento, al tiempo que advierten al monarca de que “acontecimientos similares a los de Túnez, Egipto y otros países árabes podrían ocurrir”, si no ataja la corrupción.

Así, instan al rey a detallar el gasto público, especialmente en lo que se refiere a las ayudas procedentes de Estados Unidos y la Unión Europea, así como a reformar la ley electoral y a permitir una mayor libertad de expresión a través de los medios de comunicación.

Estas quejas son un raro precedente en Jordania, donde los grupos étnicos, que representan el 40 % de la población, siempre han apoyado a la actual dinastía, presente en el país desde hace casi un siglo. No obstante, las críticas a Rania, una palestina de 40 años, no son nuevas, ya que la población ve con escepticismo su cercanía a Occidente.

Por su parte, Abdalah II ya ha tomado la iniciativa en este sentido, ya que la semana pasada destituyó al gobierno y nombró un nuevo primer ministro, a quien encargo la labor de “adoptar medidas prácticas, rápidas y tangibles para lanzar un verdadero proceso de reforma, modernización y desarrollo integral” del país.

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