Mubarak hace oídos sordos a los gritos de “Vete, vete” del pueblo egipcio

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La tensión vuelve a reavivarse en Egipto con el último discurso pronunciado por el presidente del país, Hosni Mubarak. El mandatario ha vuelto a negar que vaya a dimitir del cargo y ha asegurado que permanecerá en la presidencia del país hasta la elección de su sucesor en unos comicios “justos y libres”. Como medida intermedia, ha anunciado que delega poderes en su vicepresidente, Omar Suleiman.

Mubarak se ha comprometido a supervisar “día a día” el traspaso de poder y ha prometido que durante estos meses modificará cinco artículos de la Constitución y eliminará un sexto, relativo a casos de terrorismo. No obstante, ha aplazado la derogación del artículo 179, en el que se contempla la ley de emergencia.

Por otro lado, el mandatario, que ha prometido perseguir a los responsables de incidentes violentos, ha mostrado su pesar por las “víctimas inocentes” de las últimas manifestaciones, a los que ha llegado a calificar de “mártires”.

Sin embargo, el presidente ha defendido su papel al frente del país y ha aclarado que no huirá al exilio. Además ha recalcado su papel como militar y lo mucho que se ha “sacrificado por la nación” durante los “60 años” en que la ha servido.

“Nunca he sucumbido a la presión internacional, tengo mi dignidad intacta”, ha subrayado Mubarak, quien ha rechazado explícitamente las injerencias externas en la crisis política que atraviesa el país árabe.

De esta manera el mandatario egipcio hace oídos sordos a la petición multitudinaria de los manifestantes que durante estos días han salido a las calles de las principales ciudades del país para pedir su dimisión. Ante las últimas declaraciones de Mubarak, miles de estos ciudadanos han decidido reunirse en la plaza Tahrir de El Cairo con gritos de “Vete, vete”.

Por su parte, el líder opositor Mohamed El Baradei ha advertido en su Twitter de que, tras el discurso del presidente, “Egipto explotará” y ha declarado que el Ejército “debe salvar al país ahora”.

Las palabras de Mubarak también han despertado la reacción de dos importantes actores internacionales: Estados Unidos y la Unión Europea (UE). Desde EEUU, el mandatario Barack Obama ha instado al gobierno egipcio a “emprender un camino creíble, concreto e inequívoco hacia una democracia genuina” que sea “irreversible”. Así, se recoge en un comunicado divulgado por la Casa Blanca al término de una reunión convocada después del discurso de Mubarak.

“Se le ha dicho a los egipcios que ha habido una transición de autoridad, pero no está del todo claro que esa transición sea inmediata, significativa o suficiente”, dijo Obama, en alusión a la cesión de poderes que Mubarak ha realizado a favor de Suleiman, pese a su reticencia a dimitir.

“Muchos egipcios desconfían de que el gobierno esté comprometido con una transición democrática genuina y es responsabilidad del gobierno hablar claramente al pueblo egipcio y al mundo”, agregó el dirigente, al insistir en la necesidad de que las autoridades expliquen los últimos cambios operados con un lenguaje “sin ambigüedades”.

En este sentido, Obama indicó que “la transición debe mostrar inmediatamente cambios políticos irreversibles”, entre los que apuntó el fin del estado de emergencia, vigente desde 1981; el inicio de unas negociaciones con la oposición y la sociedad civil para garantizar la protección de los derechos fundamentales, la reforma de la Constitución y otras leyes; y dibujar “un mapa claro hacia unas elecciones libres y limpias”.

Por su parte, la Alta Representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea (UE), Catherine Ashton, ha lamentado que Mubarak “todavía no ha abierto el camino para reformas más rápidas y profundas”. “Prestaremos especial atención a la respuesta del pueblo egipcio en las próximas horas y días”, ha añadido tras el último discurso del mandatario egipcio.

“Deben cumplirse las demandas y expectativas del pueblo egipcio. Ellos deben juzgar si los pasos anunciados por el presidente Mubarak satisfacen sus expectativas y aspiraciones”, ha señalado Ashton.

Ashton coincidió con Obama en los objetivos a cumplir: lograr “una transición ordenada e irreversible hacia la democracia y unas elecciones libres y justas” y levantar el estado de emergencia. “Ahora es el momento del cambio”, concluyó.

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