Magisterio en política

Rioja2

0

Manuel Sainz y José Luis Bermejo son dos leyendas de la política municipal logroñesa. Lo que actualmente supone e implica la alcaldía de nuestra ciudad no podría entenderse sin conocer su obra. Sin renunciar a definirse políticamente, analizan con la sabiduría que da el poso de los años el periodo que les tocó vivir. Hacen balance y miran hacia el futuro con optimismo.

Conversar y reflexionar con Sainz y Bermejo no implica que únicamente la política sea el centro de la conversación. Hay algo más que no deberíamos perder de vista: ambos fueron testigos de primera mano de aquellas primitivas etapas de la vida municipal logroñesa que reflejó de forma sublime los deseos de cambio que existían a nivel de la calle.

Bermejo y Sainz hablan con pasión de sus años en la alcaldía y lo hacen sin incurrir en uno de los pecados capitales del hombre como es la soberbia. Ellos dejan a un lado sus egos y prefieren centrarse en hacer una radiografía de la ciudad, lo cual es compatible con el orgullo que sienten hacia las mejoras que se introdujeron durante sus mandatos.

Su testimonio es importante puesto que rompen una lanza a favor de la profesión de “político”, tan denostada hoy en día por la ciudadanía y que ha llevado a acuñar la expresión peyorativa de “casta política” para referirse a un grupo endogámico que desea perpetuarse en el cargo, en vez de dar respuesta y mostrar sensibilidad hacia las situaciones problemáticas que les plantean sus votantes.

Al comienzo de los años ochenta del siglo pasado eran tantos los retos que la sociedad riojana encaraba como los interrogantes acerca de su resolución eficaz. Una nueva generación de políticos serían los encargados de llevarlos a efecto. Entre ellos se encontraban nuestros dos protagonistas quienes resaltan que el trabajo y la constancia fueron fundamentales para salir adelante. El debate con el adversario puede que viviera en aquellos momentos una etapa dorada, siempre teniendo como objetivo final el logro del consenso. Se trataba de discutir y de argumentar, no de imponer. El contenido tenía preferencia sobre el continente.

Asimismo, fueron unos años de importantes transformaciones políticas, económicas y sociales, producto de una mayor libertad, que repercutieron en el quehacer diario de Sainz y Bermejo. “A mí, como responsable de esta institución, me tocó vivir unos momentos claves de la historia de España, unos momentos de una profunda renovación”, asegura Sainz. En efecto, en España se pasaba de un rígido centralismo a un sistema político autonómico que, a su vez, permitía que las elites políticas locales tuvieran mayor protagonismo pero también mayores cuotas de responsabilidad. De la misma manera, se empezaba a perfilar un sistema de partidos que ha practicado una sana alternancia en el poder, bien bajo la forma de gobiernos monocolores, bien como producto de una coalición.

Bermejo y Sainz, igualmente, enfatizan, no podría ser de otra manera, la importancia de la Transición. “Al principio hubo mucha ebullición y mucho sentimentalismo romántico a nivel de la calle, la cual a su vez estaba muy politizada, con muchas manifestaciones. Era lógico que así fuese puesto que todo el mundo estaba deseando que hubiera un cambio”, destaca Bermejo. Esta idea no es baladí, ya que actualmente, desde numerosos sectores periodísticos, académicos o doctrinales, se pone en tela de juicio, y cuando no, directamente se desprecian, aquellos maravillosos años. Quienes así actúan, olvidan deliberada y maliciosamente, que ese periodo histórico supone la base de la estabilidad institucional que vivimos actualmente. Esta afirmación no admite discusión.

Durante los años de la Transición, el talante de sus protagonistas permitió que las heridas cicatrizaran; querer reabrirlas ahora es tan pernicioso como contraproducente, sin olvidar que genera un debate estéril que sólo provoca un aumento (innecesario) de la crispación, impidiendo que se resuelvan los problemas que de verdad afectan al ciudadano.

Cuando describen aquella época, enfatizan los contrastes con la actual. Entonces no existía el culto a la imagen, ni las nuevas tecnologías permitían que los partidos avasallaran a los ciudadanos con sus mensajes. Por el contrario, todo era mucho más directo, de ahí que hubiera mayor contacto con la gente, lo que permitía un adecuado conocimiento de sus preocupaciones cotidianas y ofrecía canales pertinentes para su eficaz resolución.

A este punto queríamos llegar. Para Bermejo y Sainz la política tiene que tener una prioridad alrededor de la cual gira el resto: mejorar la vida de las personas. No la conciben de otro modo. Puede dar fe de ello que durante sus mandatos se experimentó una mejora en la ciudad de Logroño de la que aún se saca provecho. Quizás sea éste su mayor legado.

Además, valoran el carácter emprendedor del riojano, auténtico artífice de que nuestra comunidad se haya convertido en una de las más prósperas de España, sin olvidar la destacada presencia internacional, donde el vino ha encontrado nuevos compañeros de viaje en su faceta de embajador.

Desde la distancia y con orgullo, perciben, sin caer en un chovinismo rancio, cómo Logroño y la Comunidad Autónoma de La Rioja se han erigido en un lugar de visita obligada para el resto de españoles. Hablan del carácter abierto y leal de la sociedad logroñesa, siempre dispuesta a ayudar a quien quiera echar raíces aquí y desee participar en el aumento del bienestar.

¿Y la situación actual? Es un tema difícil de eludir en cualquier conversación que toque, aunque sea tangencialmente, la cuestión política. La crisis económica, la globalización, la inmigración…se han convertido en protagonistas de las agendas de los partidos. Tanto Bermejo como Sainz ven muy preparada a La Rioja para afrontarlos con éxito, lo cual en un porcentaje muy elevado se debe al legado que ellos dejaron tras de sí, ejemplificado en un equilibrio institucional, factor clave para el funcionamiento de toda sociedad en cualquiera de sus niveles.

En definitiva, José Luis Bermejo y Manuel Sainz ocupan ya un lugar en la historia de la vida municipal logroñesa. Es obligado que las futuras generaciones de riojanos conozcan su obra y trayectoria política, ya que así obtendrán un perfil correcto de lo que fue La Rioja y de lo que fue España durante unos años muy concretos.

Etiquetas
stats