Bombardeo israelí en Gaza tras el atentado de Jerusalén

La Ciudad Santa había olvidado hacía ya tiempo la violencia terrorista que se había convertido en una cotidianeidad. Ayer saltaron de nuevo las alarmas. Nadie ha reivindicado la explosión que ha matado a una persona y ha herido a cerca de una treintena. Hasta ayer toda la atención se focalizaba en la tensión entre Israel y la Franja de Gaza, pero la situación cambió con el atentado.

Durante toda la semana no habían cesado los bombardeos israelíes sobre la población palestina de Gaza, una tensión que no se vivía desde el año 2007. Este nuevo escenario se produce, además, en un momento en que la atención de la comunidad internacional está centrada en la ola de cambio que tiene lugar en el mundo árabe, en especial en Libia.

Con el foco de atención en desalojar a Gadafi del poder libio, comienza a recrudecerse la violencia entre israelíes y palestinos. La pasada madrugada, en respuesta al atentado de Jerusalén, Israel ha atacado varios objetivos de la Franja de Gaza mientras el primer ministro judío, Benjamin Netanyahu, ha advertido a los milicianos de que actuarán con decisión para defenderse de la violencia. Sin embargo, Hamás, que gobierna el enclave, ha anunciado que cesan los ataques que han provocado la muerte de nueve personas, entre ellas tres niños.

En la mente de ambas partes está la Operación Plomo Fundido que provocó la muerte de 1.400 personas en Gaza y de 15 en territorio israelí entre diciembre de 2007 y enero de 2008. Los nuevos ataques y advertencias de los políticos de Israel ante la acción de los grupos armados palestinos podría volver a desencadenar este intercambio de violencia.