Barroso desmiente el rescate portugués, pero la UE no lo descarta

La sombra del rescate planea sobre los portugueses tras la dimisión de José Sócrates forzado por el “no” de todo el arco parlamentario luso a su cuarto paquete de medidas para reactivar la economía del país. El jueves mismo, unas horas después de anunciar que dejaba el cargo y que se sometía de nuevo al veredicto de las urnas, Sócrates rendía cuentas en Bruselas.

Allí, los 27 debatían y no descartaban esa ayuda de 75.000 millones de euros que podría necesitar Lisboa para sanear su deuda. De estos, se barajaba también que el FMI pudiera aportar 25.000 millones de euros. A cambio se le exige al Gobierno que aplique las reformas que Texeira do Santos, el ministro de Finanzas del gabinete de Sócrates llevaba bajo el brazo y que la oposición rechazó en bloque.

Por su parte, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ha negado que la reunión de los líderes europeos hayan tomado la crisis portuguesa como primer tema de debate en su reunión primaveral. Todo lo contrario, en palabras de Barroso, los 27 han mostrado su confianza en Portugal para superar la actual crisis politica.

Así las cosas, la nueva situación de incertidumbre en Portugal ha abocado a los vecinos lusos a un rescate casi seguro, un tema que se analizó en la Cumbre de Bruselas, donde los jefes de Estado estudiaron el cómo y el cuándo en caso de que fuera necesario. Además, hay otro grave problema del que no quieren oir hablar, de momento, los líderes europeos: el efecto dominó que puede continuar con España, porque Portugal había sido hasta ahora el último muro de contención, en otras palabras, que su caída contagie la deuda española, que en los últimos días se había alejado de la zona de riesgo pese a la rebaja de nota por parte de la agencia de calificación Moody's.

Si en algo coinciden en el Consejo Europeo de primavera celebrado este jueves es que el futuro gobierno portugués, tenga el color que tenga, tendrá que asumir un plan de ajuste de 2011 a 2013 para recuperar la confianza en su economía y cumplir sus objetivos de reducción de déficit.