Una investigación concluye que el voto de San Millán es “propagandístico”

EFE

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El voto de San Millán de la Cogolla y la obra de Gonzalo de Berceo que lo recoge son “propagandísticos”, según la conclusión inicial de la investigación que desarrolla el profesor de Historia Medieval de la Universidad de La Rioja (UR) Javier García Turza.

García Turza, en la actualidad director general de Cultura del Gobierno de La Rioja, ha añadido, en declaraciones a EFE, que su investigación trata de definir y contextualizar si el voto de San Millán y la obra de Gonzalo de Berceo sobre este asunto tienen un mensaje propagandístico o no y su conclusión es que sí lo tienen.

Ha indicado que “la propaganda es, de alguna manera, poner en claro algo que interesa” y, en este caso, lo que interesa es que el monasterio emilianense, ante el momento de crisis que vive a finales del siglo XII y principios del XIII, tenga “un santo con la fuerza suficiente” y que genere devoción.

Ese circunstancia debe influir para que las personas acudan a San Millán, crean en su santo y entreguen donativos o parte de su herencia a favor del monasterio, que le permita a éste superar la crisis económica que vive en esa época.

García Turza ha añadido que “no ha existido un monasterio europeo en la Edad Media que no haya sucumbido a la tentación de enriquecer su pasado con personajes y acontecimientos imaginarios, carentes de consistencia histórica, que, pasado el tiempo, se han acabado de imponer a la sociedad como referentes de su identidad”.

Se trata, ha dicho, de poner remedio a la grave crisis que en los siglos XII y XIII atenazaba los patrimonios y la vida espiritual de los monasterios europeos.

Por ello, cree que “el monasterio emilianense crea un modelo histórico acorde con la grandeza de su pasado, pero, sobre todo, busca elaborar una memoria histórica atrayente para los cristianos y competitiva frente al resto de otros monasterios”.

Su investigación alude a que la “buena” salud espiritual y económica del monasterio de San Millán entre los siglos X y XII no había hecho preciso acreditar por escrito la posesión de muchos de los derechos económicos hasta entonces “indiscutibles”.

Sin embargo, la situación de crisis a finales del siglo XII provocó la “praxis de las falsificaciones”, dado que, según García Turza, muchos de los escritos que regulaban los títulos de esos recursos casi nunca existieron, lo que ocurre en la mayoría de los monasterios españoles y del resto de Europa durante esta época.

Los monjes se dirigen hacia el pueblo llano, “más dócil a la potencial presión del monasterio a la hora de cederle una parte de sus ingresos”, y, para ello, creen necesario constituir un paradigma diferente de santo.

Ha añadido que “San Millán debía actualizarse, adecuando su comportamiento a las nuevas expectativas espirituales” y se pasa de “la figura de santo admirable por su trayectoria vital, del personaje tocado por el estilo de vida cristiana de su época” a “un modelo fascinante y lejano, que se convertirá, pasado el tiempo, en un eficaz patrón protector de sus fieles, llegando a comportarse como un héroe”.

De acuerdo con este modelo, algunas leyendas orales recogidas por el “Becerro Galicano” y, después, por el propio Gonzalo de Berceo harán aparecer a San Millán junto al apóstol Santiago venciendo a los musulmanes en la batalla de Simancas (año 939), ha indicado.

García Turza ha precisado que, como resultado de ese éxito, el conde Fernán González, líder de las tropas castellanas, exigió a las localidades situadas al este del río Pisuerga un voto, que supone el pago anual en favor del monasterio de San millán de una cantidad determinada de productos.

“Así, se logra que las tradiciones se recojan en textos escritos, lo que favorecerá su perduración en el tiempo y ya sólo será necesario que esta invención sea confirmada por la monarquía castellana”, ha subrayado.

A ello ha añadido que el monarca castellano Sancho IV, en 1285, confirmó el texto del privilegio y “los monjes, no sé cómo, alcanzaron lo que pretendían, que era el reconocimiento y la ratificación de todos los derechos que implicaba el falso privilegio de Fernán González”.

Para él, “un documento falso, promovido por la imaginación de algún monje bien intencionado, sirvió para promover y difundir la vida y la obra de San Millán, para acercar a los peregrinos del Camino de Santiago hasta el monasterio y para remediar la agonía de sus vacías arcas”.

Ha insistido en que “la obra de Gonzalo de Berceo y sus antecedentes tienen una intencionalidad religiosa, que, en este caso, va de la mano con la intencionalidad económica, que no se pueden separar”

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