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Dura carga policial contra la manifestación indignada en Roma

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La policía italiana cargó hoy contra los cerca dos centenares de encapuchados que incendiaron vehículos, atacaron comercios y bancos y les arrojaban piedras, bengalas y petardos durante la manifestación del movimiento de los indignados en Roma, en la que participaron unas 200.000 personas.

Varios camiones de la policía intervinieron lanzando potentes chorros de agua y gases lacrimógenos para dispersar al grupo de violentos que han convertido lo que era una pacifica marcha en una batalla campal.

Al final de la manifestación -en la que participaron unas 200.000 personas según los organizadores y los medios italianos- en la Plaza de San Juan de Letrán, miles de manifestantes asistían atónitos a las escenas de guerrilla, con cargas policiales y lanzamiento de gases lacrimógenos.

Los incidentes comenzaron en Via Cavour, donde los grupos violentos habían prendido fuego a varios vehículos y asaltado tiendas, sedes de bancos y una agencia de trabajo temporal. Después los altercados continuaron en la calle Labicana, donde grupos de violentos arrasaron y prendieron fuego a dos plantas de una sede del Ministerio de la Defensa.

Posteriormente, los incidentes se trasladaron a la calle Merulana, cerca de Plaza de San Juan de Letrán donde concluía la marcha y donde los grupos violentos armados de palos y barras continuaron arrojando objetos contra las fuerzas del orden. La llegada de la Policía fue acogida por los aplausos de la mayoría de los manifestantes, que en varias ocasiones habían intentado alejar a los violentos.

Incluso un grupo de manifestantes consiguió retener a tres de los encapuchados que estaban creando el caos en Roma y los entregó a la policía. La manifestación, que comenzó pacíficamente, estuvo encabezada por una gran pancarta en la que se podía leer: “Pueblos de Europa, levantaros” y contó con la participación de representantes de sindicatos italianos, movimientos de ciudadanos y estudiantes y universitarios y de familias, ha terminado en una auténtica guerrilla urbana.

Los disturbios obligaron a los organizadores de la manifestación a suspender los mítines que habían convocado a la llegada a la Plaza de San Juan de Letrán.

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