Absuelto el etarra Casatorre por no haber “singún rastro de él” en el atentado de Arnedo

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La Audiencia Nacional ha absuelto al etarra Juan Ramón Carasatorre, para quien el fiscal pidió 639 años de cárcel por el atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Arnedo, ya que no hay “un solo rastro” de él, aunque no se han cotejado sus huellas con las halladas en los coches usados en la acción.

Así lo ha acordado la sección tercera de la sala de lo penal de este tribunal en una sentencia notificada hoy en la que absuelve al etarra de un delito de atentado y un delito de asesinato terrorista en tentativa, más 38 asesinatos intentados, un delito de terrorismo, uno de detención ilegal, otro de tenencia de explosivos, tenencia de armas, otro de utilización ilegítima de vehículos y falsificación de matrículas.

El tribunal, integrado por el presidente Alfonso Guevara y los magistrados Ángeles Barreiro y Clara Bayarri, no considera acreditado que Carasatorre fuera una de las personas que integraban el “comando Donosti” de ETA en 1995 junto al terrorista Valentín Lasarte, condenado ya por estos hechos y en cuya declaraciones policiales incriminó al hoy absuelto.

Para la sala, pese a que la declaración del testigo “es lujosa en cuanto a detalles”, “el indicio incriminatorio es insuficiente al estar huérfano de toda corroboración”, según la doctrina del Tribunal Constitucional.

“No hay un solo rastro del coimputado”, sostiene los magistrados, que subrayan que de los miembros del comando que llevaron a cabo el atentado existe “un sin fin de pruebas”.

El tribunal destaca que aunque inicialmente no se disponía de las huellas y la fotografía de Carasatorre en el archivo policial, estos datos obran en la causa desde septiembre de 2007, cuando fue entregado temporalmente por primera vez a España y “no se ha intentado el cotejo con las (huellas) desveladas en diversos vehículos” utilizados en la huida de los etarras tras el atentado.

También critica la sala que, “aunque parezca escasamente útil”, se debían haber analizado las gafas perdidas por un miembro del comando en uno de los coches con las que traía Carasatorre el 12 de septiembre de 2007.

“Podría haber supuesto el mínimo suficiente para disipar las dudas del tribunal”, aseveran los magistrados.

La sentencia considera probado que los miembros del “comando Donosti” decidieron colocar las bombas en la madrugada del 17 de agosto en la fachada de la parte trasera del cuartel, cerca del aparcamiento, zona en la que residían los agentes y sus familias.

Los terroristas llegaron a Arnedo sobre las tres de la madrugada, se bajaron de los coches con las bombas y las activaron para que estallaran en una hora, pero fueron sorprendidos por dos policías municipales, por lo que abandonaron los artefactos sobre el capó de dos vehículos allí aparcados y huyeron en el coche en el que se habían desplazado.

Los dos agentes avisaron a un tercero, que los recogió con un vehículo policial, y emprendieron su persecución.

Los etarras se salieron de la carretera debido a la velocidad que llevaban y sufrieron heridas, tras lo que hicieron señales con un pañuelo blanco para reclamar auxilio y consiguieron que se detuvieran los policías municipales que les perseguían, que tras ser amenazados con armas de fuego les dejaron allí esposados, mientras huían con el coche policial hacia Calahorra (La Rioja).

A las 03:50 horas estallaron las bombas, cuya colocación había sido advertida en una llamada a la Cruz Roja de Arnedo a las 10:50 horas de ese día.

Durante su huida, los etarras cambiaron de vehículo, para lo que, “fingiendo ser policías municipales”, engañaron a un matrimonio, a los que pidieron su coche.

En esa nueva evasión, el comando es divisado por una patrulla de la Ertzaintza que comienza a perseguirlos, lo que hace que tomen un camino forestal de Ullibarri-Viña (Álava), abandonen el coche y sigan a pie por el bosque durante cinco días.

El 22 de agosto llegaron a un camping en Otazu (Álava), donde encañonaron a un matrimonio en su caravana al que obligaron a llevarlos hasta Andoain (Gipuzkoa) en su coche.

En los cuatro coches y en la caravana utilizados en la huida fueron halladas huellas que no han sido cotejadas con las del hoy absuelto.

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