Pepe, finalista de GH 12+1

Rioja2

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Ni el mejor guionista de la mejor serie dramática podría haber ideado un capitulo tan genial como el que vivimos ayer. O sí, tal vez, durante la publicidad, alguien del programa aconsejó a Pepe que eligiera a Noe como pareja para la final. Pero preferimos pensar que Gran Hermano es así, pura magia y que las situaciones más enrevesadas y esperadas se dan por casualidad, como en la vida misma.

Ayer, Pepe Flores se convirtió en el tercer finalista para obtar al maletín de los 300.000 euros. El madrileño se despidió de sus compañeros pensando que estaba expulsado y se separó de su inseparable Pipi con un abrazo y los mejores deseos para ella.

Ya en el programa, Pepe nos deleitó con su colección de caras y expresiones de no entender nada, de sopresa, e incluso de miedo. Estaba nervioso y eso le impidió en ocasiones expresarse con claridad y poner esa cara de alucinado que no le abandonó en todo el concurso. Especialmente, cuando le pusieron los vídeos de Pipi en los que se dejaba claro lo que la sevillana sentía por él y los problemas que eso le ocasionaba con su novio Sergio cuando entró en la casa. Pepe pareció no darse por enterado y juró que por Sindia solo sentía una entrañable amistad, pero no lo dejó del todo claro. Estaba más concentrado explircar a Sergio que su comportamiento no dio pie a nada que en aclarar si se había sentido en alguna ocasión atraído por Sindi. Lo cierto es que Sergio se portó bien, dejó claro que contra Pepe no tenía nada y le ofreció su amistad.

El mal rollo, como viene siendo habitual, lo protagonizó Cristian cuando subió a la sala de la entrevista para enfrentarse con Pepe. Lo de Cristian es ya de manual, cansino y repetitivo, chulesco y arrogante, se merece pocas palabras. El 'pater' Juan declinó un enfrentamiento con Pepe y prefirió quedarse en su sitio.

Pero el mejor momento de la noche no fue cuando Mercedes le comunicó a Pepe que no estaba expulsado sino que había sido elegido como finalista. No, el mejor momento fue cuando el bailaor tuvo que elegir a un compañero de viaje y eligió a Noe. Nada mejor pudo pasar porque eso significa que Noe y Aless se volverían a ver las caras. Claro que eso Pepe no lo sabía.

En la casa se produjo el encuentro. Aless sonreía tenso mientras Ari y Noe se abrazaban como si no se hubieran visto hace años. Lo de estas dos, especialmento de Ari, es de un pastelismo y cursilismo bastante patético. Pretende convertirse en la protectora de Noe como si esta necesitara siempre quién la protegiera o cuidara.

Veremos cómo es la convivencia estos días en el loft de Guadalix. Mientras, en la otra casa, Hugo, Pipi y María creen haberse convertido en finalista. Los pobres ignorante no saben que las llamadas a sus respectivos números de teléfonos solo servirán para elegir a uno de ellos como el cuarto finalista de esta larga y apasionante edición de Gran Hermano.

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