Dívar dimite como presidente del CGPJ considerándose víctima de una campaña “desproporcionada”

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Ya es una realidad: Carlos Dívar se ha convertido en el primer presidente del Consejo General del Pode Judicial (CGPJ) en abandonar su cargo. Cuatro días después de corroborar que tomaría “medidas contundentes” ante la escalada de críticas que ha recibido por sus 32 viajes costeados con el dinero del CGPJ, ha presentado finalmente la esperada dimisión.

Se especula con que han sido 28.000 euros los que Dívar cargó a los prespuestos del máximo órgano judicial en España. Cantidad que ha despertado las iras de gran parte de los 20 vocales que conforman el pleno del CGPJ y que han sido testigos directos de las dimisión. Tras su salida, Fernando de Rosa pasará a ocupar el puesto de presidente en funciones mientras que Juan Antonio Xiol Ríos será el encargado de cubrir el hueco que Dívar deja en el Tribunal Supremo.

Con 70 años, cumplirá 71 en diciembre, Dívar tienen todas las papeletas para retirarse. Comenzó su carrera al frente del Consejo en 2008 cuando fue elegido por unanimidad tras la propuesta de José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno en aquel momento. Llegó como la figura ideal para generar confianza en el máximo órgano de gobierno judicial destancando por, entre otros, sus méritos como jurista del Estado. Con 40 años de carrera, se le veía como el candidato perfecto.

La gran mayoría de los ciudadanos no hubieran conocido el nombre de Carlos Dívar de no haber saltado el escándalo de sus viajes. Desde ese momento, su credibilidad y la imagen de persona de confianza se desplomó. Se negó a dimitir y le recodó a todos sus detractores que los viajes que había realizado no tenía porque ser justificados. Con la Ley en la mano, tiene razón.

Pero con los tiempos que vive España actualmente, la población no iba a permitir tal dispendio. Con la sociedad ahogada entre recortes, era previsible que la cabeza de Dívar tuviera que rodar por mucho que contará con el incansable apoyo de un Partido Popular que vetó hasta tres veces la comparecencia en el Congreso. A través de la red, la sociedad se ha vuelto a movilizar para pedir justicia. Hasta 100.000 personas han enviado su rúbrica virtual para que Dívar dimitiera.

Pero en el proceso de desgaste influyó mucho el proceso de los acontecimientos en el panorama político. PSOE y PP estuvieron de acuerdo en negar las explicaciones en la Cámara Baja pero la postura de los socialista cambió por completo cuando el Supremo avaló la posibilidad. De hecho, el PSOE amenzó con recurrir al amparo del Constitucional en el caso de que Dívar no dieran buena cuenta de sus viajes. El PP, asediado en el Congreso, no pudo frenar el cuarto intento de la Izquierda Plural para conseguir la comparecencia y la petición terminó en la mesa de la Comisión de Justicia.

Entre tanto, la oposición en el pleno del CGPJ comenzó de la mano de un único vocal. Pasaron los días y se unieron otros cuatro más que aseguraron estar dispuestos a declarar públicamente sus gastos. Los cinco consiguieron finalmente que se convocara un pleno extraordinario. Aquel que pasará a la historia por las palabras en las que Dívar, señalado por más de una decena de dedos acusadores, aseguró que dimitiría aunque lo dijo con otras palabras. Solo pidió tiempo, el necesario para presidir los actos del Bicentenario del CGPJ y para prepararse el mejor camino de retirada posible. En sus últimas palabras, intentó morir con honor asegurando que su marcaha se debe a una campaña “cruel y desproporcionada”.

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