Sin Adarraga no hay waterpolo

Sin Adarraga no hay waterpolo

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Quieren jugar a waterpolo pero no tienen donde. Al menos para hacerlo de manera oficial y competir. Las únicas piscinas en Logroño que cumplen las condiciones son la del Adarraga y la de Las Norias. En la primera no tienen sitio entre público y tecnificación deportiva; y en la segunda hace ya seis años que quitaron la cubierta y no está operativa salvo en verano, temporada de bañistas y recreo.

Son quince jugadores, trece hombres y dos mujeres. Van desde los diecisiete años hasta “los veteranos”, como ellos se denominan al no querer reconocer su edad, pasando por los diecinueve o veinticuatro. El club se fundó hace seis años, con sus estatutos y federado. Todo en regla. Comenzaron entrenando en Villamediana, a pesar de que la piscina no tenía las medidas oficiales, pero allí estuvieron cinco primaveras hasta que las condiciones económicas fueron inasumibles.

Buscaron entonces cómo seguir con su afición. Surgió Oyón, a cinco kilómetros de Logroño pero en distinta comunidad autónoma. Los vestuarios ahora son aldagelak y el almacén biltegia. Por lo demás, todo igual, el agua también moja, aunque tampoco es un recinto con las medidas. “La persona a cargo de la piscina nos ha acogido muy bien, nos hemos hecho usuarios como grupo y así dinamizamos un poco esto, aquí puede venir a jugar el que quiera e integrarse”, señalan.

Están contentos pero les falta algo: una piscina en la que poder disputar partidos para inscribirse en una liga amateur (no oficial) en la que compiten equipos de Castilla y León, Euskadi, Cantabria, Galicia y La Rioja. “Se mueren de ganas por venir a la Laurel”, comenta un integrante del equipo entre risas. “En Logroño las piscinas en su mayoría son lúdicas, por el tema de la altura, y lo único que queremos es que nos busquen un hueco para jugar los partidos”, dice otro.

Logroño Deporte no se hace cargo de la situación porque ellos sólo gestionan los espacios y depende de la Federación y del Gobierno el uso de la piscina del Adarraga. “Nadar puedes hacerlo donde quieras pero jugar a waterpolo no. Si aparecen deportes como la natación sincronizada o similares, tendrían el mismo problema”, apuntan.

Están dispuestos a sacrificarse y jugar los sábados o los domingos a horas en los que la afluencia sea prácticamente nula (como a las tres o las cuatro de la tarde). Sólo quieren tener su oportunidad. Ellos creen que la solución es fácil, que con la voluntad se puede hacer y por ello piden una gestión conjunta entre Logroño Deporte, la Federación de Natación y el Gobierno para que pongan fin a este problema.

Ya tienen apalabrados dos partidos para febrero. Serán contra un conjunto de Sestao y otro de Burgos. Un partido aquí y otro allí con cada equipo. Esperan que sea en el Adarraga y ahora solo piensan en entrenar, “que tanta falta nos hace”, bromean. Su entrenador, Giancarlo, natural de Trieste, va más allá y sueña con hacer un equipo de categoría nacional a medio plazo.

LA PISCINA DE LAS NORIAS

El problema no es nuevo pero resurge ahora, al querer estos quince jugadores de waterpolo practicar su deporte de manera reglada. Ya en el año 2007, a finales de verano, el concejal de Deportes por aquel entonces, del PSOE, Atilano de la Fuente, sufrió las críticas del edil que ahora ocupa su cartera, del PP, Javier Merino, al anunciar la desaparición del globo que climatizaba la piscina de Las Norias.

“Su deterioro es muy importante y repararlo costaría lo mismo que adquirir uno nuevo”, apuntó De la Fuente, al tiempo que veía esa cubierta como un gasto innecesario existiendo las nuevas piscinas de Lobete y La Ribera. Merino le reprochó que eliminara la carpa “sin una solución alternativa”, indicando ya, hace ahora más de seis años, que esa decisión iba a impedir la práctica del waterpolo y la natación sincronizada.

El exconcejal de Deportes señaló que para el waterpolo federado el Ayuntamiento no tenía una piscina con profundidad adecuada y envió la pelota al tejado del Gobierno regional señalando que era tarea pendiente suya en el Adarraga. Además, planteó montar una piscina cubierta permanente en Las Norias para el año 2010.

Luego llegó la crisis. Y las elecciones. Y la piscina del Adarraga se terminó, no sin algún contratiempo de última hora, pero se terminó. Sin embargo, estos waterpolistas no encuentran su sitio para poder inscribirse en una liga que les haga viajar por el norte de España y haga venir aquí a unas decenas de jugadores. Sólo piden un hueco y tienen flexibilidad horaria. Lo ponen fácil.

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